viernes, 12 de noviembre de 2010

El joven Mario Vargas Llosa y su Premio Nobel póstumo.

Es indudable que al joven, talentoso y rebelde, Mario Vargas Llosa, le hayan concedido el Premio Nobel de Literatura 2010 después de casi 50 años de haber escrito su novela, La Ciudad de los Perros, por la cual lo premiaron debido al merito literario que esta demostraba.
El joven Vargas Llosa, junto con Cortázar y Gabriel García Márquez, además de Carlos Fuentes, fue parte de una generación de escritores que revolucionaron la literatura latinoamericana de entonces y abrieron una época con nombre propio. De la misma manera como las condiciones sociales de América Latina de los 50’s, de explotación Imperialista que la sumía en la más profunda miseria económica y política, provocando insurrecciones y levantamientos populares que desembocaron en el triunfo de la Revolución Cubana, sirvió de caldo de cultivo para que germinara el espíritu revolucionario en muchos jóvenes intelectuales en los más amplios aspectos.
Caldo de cultivo que permitió a Llosa, Cortázar, García Marques y Carlos fuentes escribir sus mejores obras, de sus vidas y época, que aun palpitan. La Cuidad y los Perros (1962), Rayuelas (1963), Cien Años de Soledad (1967) y “La muerte de Artemio Cruz” (1962), respectivamente, fueron las novelas que brillaron en aquella la vitrina literaria del Boom Latinoamericano que crearon. Y si no todas sus novelas eran explícitamente políticas, en cambio sus declaraciones de principios, sí, lo que los ubicaban en el área de los intelectuales de izquierda, rebeldes al status quo impuesto por las dictaduras civiles o militares. Sus declaraciones fueron de apoyo a Fidel y la Revolución Cubana y de condena al Imperialismo norteamericano por explotador, intervencionista y promotor de dictaduras oligárquicas. Fueron tenaces defensores de los Derechos Humanos y Libertades Democráticas, sin endosarlas a mercantilismo liberal. Hasta que el joven Mario Vargas Llosa, luego de escribir La Casa Verde (1965) y Conversación en la Catedral (1969), muere, siendo reemplazado por un engendro, con todas virtudes literarias técnicas del origina, que reniega de todas aquellas ideas de su juventud rebelde. De allí en adelante apoyó la causa del liberalismo, y si se trataba de la defensa de los derechos humanos y libertades democráticas estas tendrían que estar enmarcado en el mercantilismo. Últimamente se vio envuelto en la más baja y ruin campaña contra el régimen democrático de Venezuela del presidente Hugo Chávez. Fue protagonista de un vergonzosos “escándalo” en el aeropuerto de caracas, 2009, a sabiendas de su falsedad, por la derecha venezolana. Indudablemente, el joven Mario había muerto hacía mucho tiempo.
Pero, ¿Esa duplicidad de identidades en el tiempo podría justificar que no se reconozca el valor literario del joven Llosa? No, creo que no. No sería lo justo. Lo escrito por el engendro del notable joven autor nunca fue superior al original y autentico, porque hasta hoy no ha podido hacer algo que lo supere o, por lo menos, se acerque a su obra, al contrario se ha allanado al nada criticable mercantilismo del BestSeller. Por eso se premió al joven Mario Vargas Llosa… al de “La Ciudad y los Perros”, aunque el cadáver tuvo la desfachatez de aceptarlo… y cobrar el millón de dólares.

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