miércoles, 22 de agosto de 2018


LA SECRETARIA

De Michaelangelo Barnez.

“Aló, ¡María!” dije esa mañana temprano cuando iba conduciendo a la ciudad de Ventanilla, rumbo al local de la empresa de tintes y ensamblado de impresoras que tenía allí la familia.

“Aló, María, ¡contesta!” dije unas veces más… y ya no insistí, ya que el tráfico en la Vía de Evitamiento se hacía más fluido y me concentré en la autopista.

Sin embargo, mi mente regresó a la preocupación que tenía.

Anoche hicimos el amor y en medio de la pasión María me dijo: “Te amo!”, por primera vez desde que habíamos iniciado nuestra relación, y yo no respondí. Al día siguiente, hoy, antes de levantarnos, volvió a decirme “Te amo” y yo fingí estar dormido aun, entonces agregó “Tengo un retraso…” y yo solo reaccioné levantándome de la cama para ir al baño, y así entré a mi rutina de siempre entre el aseo y el humeante café para salir con dirección a la fábrica.

Hace unos meses conocí a María, de manera casual, en un Café del aeropuerto de Lima. Ella estaba sola, sentada en una mesita para dos, bebiendo un café, como esperando a alguien o algo. Fue cuando la abordé atraído por su belleza y ella me respondió amigablemente, le pedí sentarme y ella accedió, entonces iniciamos una buena charla. Así me enteré que había llegado de Barcelona, lugar donde residía con su familia, y estaba esperando a una amiga peruana que la recogiera ya que no conocía a nadie aquí. La conversación continuó, pero la amiga nunca llegó, y las llamadas al número que me dio no funcionaron.

Entonces, vi en el rostro de María dibujarse la desesperación y luego el llanto, muy quedito como avergonzada de protagonizar un escándalo. Yo traté de calmarla inmediatamente diciéndole: “María, no llores, no te preocupes, todo esto se soluciona fácilmente”.

Ambos nos levantamos, yo me hice cargo de la maleta rodante de María, y nos alejamos del Café. Caminábamos a lo largo del hall de tiendas, ella enjugando sus lágrimas y arreglándose el maquillaje de los ojos y yo iba pensando en cómo retener a María.

“Sentémonos allí!” pidió María, señalando la mesa más alejada del área común de comidas rápidas.

Allí, sentados entre una pizza y sodas, me enteré que ella venía a Lima sin intenciones de regresar a Barcelona, debido a una crisis familiar muy fuerte, además de la masiva desocupación laboral en que se encontraba España, lo que no le permitiría encontrar un empleo para vivir fuera del seno familiar. Pero ahora, en Lima, sola y sin la amiga, estaba peor que en Barcelona…

Cualquiera que hubiera visto a María se hubiera dado cuenta de que ella era una joven mujer muy bella, de rasgos finos y tez bronceada, con maquillaje solo en los ojos y de cabello no bien cuidado. Sí, linda, pero pobre. Su vestido, zapatos, bolso y perfume eran corrientes y solo la maleta de viaje lucía nueva y de marca conocida. Como dije, cualquiera, pero yo no. Yo la vi como la mujer más linda que había visto en mi vida de playboy.

“María, te voy a ayudar, ¡no te desesperes!” le dije sonriendo hasta conseguir que ella también sonría.

“¿Y a qué te dedicabas en Barcelona?” le pregunté lo más afablemente posible.

“Soy secretaria ejecutiva bilingüe!” respondió con una alegría infinita en el rostro.

Yo quedé fascinado con su angelical expresión y feliz de mi decisión de ayudarla.

“Vamos, te voy a enseñar dónde vas a trabajar desde mañana o cuando termines de instalarte”

Así fue como la conocí, le di trabajo y la alojé en un hotel de Santiago de Surco, de camino a mi casa.

Ya en su suite le dije “María, ¡estarás aquí hasta que consigas tu departamento!”, después de haberle dado un tour por la fábrica, mostrado su oficina y haber cenado en un restaurante al borde de la playa. Y ella, cubriéndose el rostro con sus manos, volvió a llorar. Yo no demoré en abrazarla para calmarla, entonces sentí su tibio cuerpo temblar pegado a mí. Yo, que ya bordeaba los 30 años y soltero, estaba sentando cabeza y había aceptado trabajar en la empresa de la familia, después de dedicarme a surfear, y al tenis y a coleccionar chicas, durante los años de mi adolescencia y los estudios universitarios en la de Lima; entonces, al sentirla tan vulnerable no quise aprovecharme, como ocasionalmente lo hacía, más por temor a arruinar lo que podría venir, que por escrúpulos, ya que nunca los había tenido con ninguna mujer que se me aproximara de esa manera.

La llegada de María a la empresa como mi secretaria no fue bien visto por mi madre y hermano mayor, con quienes compartía la empresa familiar, y empeoró más cuando nos hicimos enamorados, pero se hizo insoportable cuando María, a mi pedido, vino a vivir conmigo. Para ellos María era una intrusa, una buscona de fortuna; y ellos no lo tolerarían.

Para mí fue una delicia que ella aceptara venir a vivir conmigo, así me fue fácil ignorar los reclamos que me hacían cada día mi madre y hermano. María lo sabía, ella era muy inteligente y nunca cayó en la provocación, compensándolo con la eficiencia de su trabajo. Así, María en dos semanas se ganó la simpatía de todos los empleados de la administración.

Sin embargo, María nunca fue aceptada en las reuniones familiares; mi madre fue tremendamente dura y explícita para decirme que yo podía hacer de mi vida lo que quería “pero María no pone un pie en esta casa, ni en la del círculo familiar y amigos”. De esta manera quedé exiliado de toda relación… Pero feliz, con María a mi lado me bastaba.

Con María, el mejor momento para conversar era después de hacer el amor. De esa manera me recargaba de energía para soportar la molestia de trabajar junto a mi familia todos los días de la semana. Por eso me encantó cuando María, sabiendo todo eso, me propuso un cambió “Quiero ir a trabajar en producción”.

A lo que yo repuse “Pero no sabes nada acerca de polos e impresiones”.

“Aprenderé. He visto por Internet un curso acelerado de 8 horas diarias durante dos meses, en teoría y práctica, y sé que tienen un buen taller de impresiones.” Me dijo María con una sonrisa muy amplia.

No pude negarme, a la vez que me daba cuenta que la idea del cambio era muy conveniente para bajar la tensión familiar. De esa manera María se alejó de la fábrica por dos meses.

“¿Y qué pasó con la perra?” murmuró mi madre, preguntándole a mi hermano, a sabiendas que yo la escuchaba.

“James…” mi hermano pronunció mi nombre como solía nombra a James Deán; en cambio María me decía James, como cuando nombraba al jugador colombiano, y a mí me gusta, pero a mi familia les caía como limón en herida. “… ¿y qué pasó con tu noviecita, te aburrió?

“No, nada de eso. ¡Fue a capacitarse… va a trabajar en producción!”

Entonces intervino mi madre “Pero esas cosas se avisan, se informan y se deciden entre nosotros tres. Que tu padre te haya dejado la mayor parte de las acciones no significa que puedes hacer lo que te da la gana…” y el sermón siguió.

“¿Quieren que María regrese a continuar como mi secretaria…?” pregunté con calma.

Mi madre hizo mentalmente más de un millón de cálculos en solo unos segundos de silencio, y luego soltó el veneno “Mmm, producción, mmm, allí es donde pertenece, que limpie baños y pisos!”, y yo preferí guardar silencio.

Pero al día siguiente encontré en mi oficina a mi despampanante ex enamorada y a mi madre conversando amigablemente.

“James, Jessica regresa a ser tu secretaria. Ella ya conoce el trabajo, así que no tendrá problemas” dijo mi madre sin dar lugar a discusiones, y salió, en el camino añadió “Ponla al corriente!”

Yo miré a Jessica, le sonreí por cortesía. Pero ahora mirándola bien, ella era como una muñeca de plástico, sí, una barbie… una bella insípida de mi clase.

Cuando María regresó fue la sensación en el área de producción, porque el primer día limpió los baños y pisos como nadie lo había hecho antes. Pero al día siguiente estuvo con los maestros de la planta intercambiando ideas, con la dulzura que solía tener, de cómo mejorar la producción. Así, se movieron máquinas, depósitos y otros utensilios que produjo un 15% de mejoras en la productividad… y mi madre se quedó callada, a pesar de que estuvo mirando todos los días desde el ventanal del segundo nivel de la planta… sí, estuvo callada solo por dos semanas y luego volvió a la carga.

“James, tenemos que hablar, te esperamos hoy a las 8 pm de la noche en casa, se puntual, tu hermano también estará allí!” dijo mi madre como solo ella solía hacerlo.

Allí estuve puntual como me lo pidieron y sin ningún preámbulo mi madre me dijo que todo lo que dijera contaba con la aprobación de mi hermano allí presente, pero mudo. Fue una reunión de carácter breve y tajante. Me dolió, nunca pensé que mi madre era así de… ¿mala? No. Malvada! sería la palabra correcta. María tenía que irse de la fábrica inmediatamente, y no solo eso, además le daban una compensación de 100 mil dólares depositados ya en su cuenta, para hacerse efectivo tan pronto me abandone.

Esa noche regresé a casa furioso de tener una familia de esa calaña. María me recibió amorosamente y quiso servirme la cena, pero yo me reusé.

“Voy a darme un baño y luego a dormir!” le dije y creo que ella adivinó mi malestar y su origen.

Esa noche le hice el amor con furia y al final, antes de caer vencido por el sueño, le escuché que me decía: “Te amo!”, y yo, simulando no haberla oído, me dormí.

Desperté temprano con la punzante idea de la maldad de mi madre y la estúpida anuencia de mi hermano. Estuve así, quieto, callado, pensando por unos minutos. Entonces sentí que María se movió en la cama, a mi espalda, y me abrazó. Volvió a decirme: “Te amo!” y yo fingí estar dormido aun, entonces agregó: “Tengo un retraso!…” y yo solo reaccioné levantándome de la cama para ir al baño, y así entré a mi rutina de siempre, entre el aseo y el humeante café, para salir con dirección a la fábrica.

En mi oficina estuve dos horas sentado, sin hacer nada, no podía, y cada vez que llamaba a María, no contestaba, miraba el estacionamiento y el auto de ella no llegaba.

Decidí regresar a casa, pedirle disculpas y decirle que yo también la quería. Sí, y más, que quería casarme con ella… y se lo pediría. Demoré más de una hora en llegar a casa y mientras conducía hacía llamadas a la fábrica para preguntar si María había llegado o llamaba a María; pero las respuestas eran negativas o no había respuesta.

Estacioné mi camioneta en el garaje y subí a grandes trancos la escalera en busca de María. No la encontré, no la encontré por ningún lado. “María, María…” gritaba como loco, pero nadie contestaba. Volví a buscarla por toda la casa, temiendo lo peor, pero nada, María no estaba. Entonces volví a llamar a la fábrica y me respondieron que no había llegado. Cuando me calmé, comencé a pensar en que realmente me había abandonado, mientras buscaba sus cosas en el closet. Todo estaba allí. Miré su caja de joyas y todo estaba allí. ¿Se fue? ¿Me abandonó? ¿Por qué, si la amaba?

“¡Mierda, por qué no se lo dije! ¡Por qué no le respondí, que la amaba también y que quería casarme con ella!” grité y lloré como un niño.

Cuando me calmé, volví a revisar sus cosas y comprobé que todo estaba allí, zapatos, zapatillas, trajes, carteras… sus relojes. “¿cómo pudo irse sin nada?” me pregunté. Entonces me vino una idea a la mente y busqué la caja en donde ella guardaba la ropa que usaba cuando la conocí en el aeropuerto y… y solo encontré la caja vacía. María se había vestido tal como llegó… y yo me desmayé.

James no volvió a la fábrica. James volvió a pasar los días surfeando o en los campos de tenis, esperando que algún día regrese María.

Muy lejos de Lima, Perú, en Ciutat Meridiana, el barrio más pobre de Barcelona, un auto con alguien dentro llevaba como dos horas estacionado frente a una de las entradas de un lúgubre conjunto habitacional multifamiliar. De pronto salió un adolescente del edificio, manos en los bolcillos, pantalones jean raídos y tenis desgastadas, y caminó por la acera sin mucha prisa. El auto que esperaba encendió el motor y avanzó para alcanzar al joven.

“¿Oye, Fernando, ¿dónde vas tan triste?”

“María!... - exclamó el adolescente- …regresaste de California!!!”

“Fernando, trae tu mochila con tus trapos que nos vamos, no regresarás más a esa pocilga.” Le dijo María a su hermano.

Fernando miró el auto de María y luego mirándola a ella, le dijo “En realidad no tengo nada allá arriba y no puedo soportar más abuso” y subió al auto.

El auto partió y Fernando feliz miraba a su hermana “Creí que jamás te vería otra vez, hermanita”

“No, nunca te abandonaría con esa familia. Ahora comenzaremos una nueva vida, hermanito… Ah, me olvidaba, vas a ser tío... y no estuve en California, ¡sino en el Perú!” y el auto se perdió en la hermosa ciudad de Barcelona.  

viernes, 7 de febrero de 2014

LA AMANTE Y LA ESPOSA



De Michaelangelo Barnez
Hola, debo confesar, para ser sincero y honesto (¿?) con Uds., que de joven fui un libertino, como bien dice un corrido mexicano: Borracho, mujeriego, pendenciero y jugador. Bueno, pero no tanto, eh!

¿Y esto me trajo problemas? Mmm… Déjenme decirles que creo que supe cuidarme y ver los límites de mis desvaríos, así que: No, no tuve problemas. Muy al contrario, a esta temprana edad y la espontánea explosión de mi personalidad me hizo muy popular en el barrio donde vivía y luego en la universidad, especialmente entre mis amigas, ji, ji, ji… Hasta que me casé. ¿Qué, me jodí? No, en absoluto.

Bueno, pero creo que Uds. quieren que hable de mi amante, así que iré directo al tema.

Creo coincidir con todos, o por lo menos con la mayoría que sabe, que la amante es una persona especial, que trae alegría, vitalidad, lozanía, gozo y principalmente placer sexual sin compromisos aparentes, amoralmente hablando. Y como los momentos compartidos son breves, relativamente, disfrutamos de ese tan ansiado extravío a plenitud. Con ella puedo hacer lo que quiera y plazca; ella siempre está a mis órdenes cuando la llamo para una cita y responde con tal alegría y ansiedad que llena mi egolatría de amante.

Con la esposa las cosas son diferentes. El matrimonio trae responsabilidades y compromisos, hijos y preocupaciones; las que están demás enumerarlas porque son tan conocidas que aburren y/o mortifican. Aunque no puedo negar que a través del matrimonio uno llega a alcanzar el desarrollo pleno, en lo personal y como pareja, y uno se siente realizado en la felicidad de los hijos y esposa. Creo firmemente que ellos son el aliciente del progreso económico del hogar, porque empezamos a desear tener una casa y auto más grande; ya no el depa de soltero ni el auto deportivo, solo para dos, de antes. Si realmente queremos a nuestros hijos, les daremos la mejor educación y seguro de salud que podamos… Amén de los caprichitos de siempre en la ropa y la moda… y todo eso cuesta. Por eso estudiamos, trabajamos y doctoramos; o arriesgamos nuestra salud mental invirtiendo hasta la camiseta en la empresa que dirigimos, y todo para poder pagar ese progreso económico, en el que mi esposa es una estricta administradora del gasto familiar.

Con la amante me relajo y voy a los mejor hoteles y restaurantes de la ciudad o del lugar que decidimos escaparnos brevemente. Con la esposa la cena en casa es obligada y rodeados de los hijos y sus problemas. Aunque tengo que reconocer que ningún chef cocina más rico que mi esposa. A la amante no le importa cuánto gasto, a la esposa sí, y si podemos ahorrar mejor, porque las vacaciones anuales con todos los hijos cuestan un ojo, o los dos, de la cara.

¿Pero… y la lealtad, la fidelidad, la felicidad…? Se preguntarán Uds.

Ah, sí, me olvidaba decirles que mi esposa es mi amante. 
Bye, bye...

jueves, 28 de marzo de 2013

ATRAPADA EN UNA PESADILLA

Atrapada en una Pesadilla

De Michaelangelo Barnez
“Hola doctora”.
“Adelante, por favor, siéntese lo más cómoda posible”.
“Gracias, doctora, gracias”.
“¿Y en que puedo ayudarla?”
 “Doctora, mi nombre es María Luz Cielo, tengo 35 años y mi marido 38. Tenemos tres hijos de 12, 11 y 6 años. El menor, Carlos Alberto,  fue nuestro último intento, luego de un lapso de cinco años que habíamos decidido no tener más hijos, por tener una mujercita en la familia. Pero igual, eso solo lo pensamos antes de tenerlo…” entonces María Luz hizo una pausa, tragó saliva o algo muy parecido al falso orgullo propio, debido a que sentía una gran vergüenza de hablar acerca de algo tan íntimo, aun cuando tenía al frente a una doctora en psiquiatría y estar absolutamente solas. Pero, venciendo esa barrera interna, se animó a hablar, pues para eso había hecho la cita con anterioridad.
 “La razón por la que he venido, doctora, es que últimamente he tenido horribles pesadillas”.
“Las pesadillas son eso, María luz, sueños horribles, y muchas veces sin aparente sentido, ya que son temores disfrazados…” comentó la doctora amablemente, a manera de relajarla, para que a María le sea más fácil ser más específica en explicar su problema.
“Doctora, sueño que, por alguna razón que desconozco, estoy recluida en un sanatorio para enfermos mentales… Es horrible, doctora, en mi sueño estoy en una sala rodeada de gente alterada con las que no puedo compartir las más mínima conversación, digo esto por solo mencionar lo básico entre otras actividades en las que me veo forzada a participar, si se puede llamar participar a estar totalmente quieta, sin hablar, ni moverme, como una muerta, como si mi mente no estuviera allí. Pero, además de esa tortura sicológica, recibo el constante maltrato por parte de los doctores y enfermaras, ya que me tratan como una paciente y yo me opongo, porque estoy totalmente cuerda. Pero ellos no me hacen caso, no me prestan atención, no escuchan mis explicaciones. Yo me enfrento a la terapia que me dan, no quiero los electroshocks, ni los baños con agua helada, pero no puedo luchar contra ellos y finalmente me vencen.  Solo tengo paz cuando, en mi pesadilla, me llevan o logro refugiarme en mi dormitorio y me duermo. Es en ese momento en que por fin logro despertar y ver a mi esposo a mi lado, dormido. Pero el sueño me deja muy alterada, nerviosa, asustada a que pueda verdaderamente perder la razón.”
“María Luz… -empezó a interrogarla la doctora-… ¿Acaso son siempre las mismas pesadillas, una secuencia de ellas con ese mismo tema o totalmente diferentes?”
“Doctora, ahora hasta tengo miedo irme a dormir, porque las pesadillas han sido repetitivas, sino diferentes, aunque relacionadas con el mismo tema… No obstante, tengo otras que empiezan muy lindo, pero se vuelven horribles, al extremo que me sacudo, muevo mis brazos y grito para lograr salir del mal sueño, pero no lo logro fácilmente.”
“¿Y cómo son esas pesadillas?” preguntó con avidez la doctora, adivinando que por allí podría encontrar la explicación del tormento onírico.
“Como le dije, doctora, empiezan muy lindas porque estamos en casa con mucha alegría, preparando nuestro equipaje ya que nos vamos de camping por tres días. Los niños se ven muy animados preparando sus mochilas con sus pertenencias personales. Mi marido se encarga de preparar el equipo de la tienda de campaña, los sacos de dormir y de la caja conservadora para los refrigerios, y empacar, además de todo lo que concierne al mantenimiento de la camioneta 4×4 en que viajaremos. Yo me encargo de los sándwiches y jugos que llevaremos para el camino, además de escoger toda la comida fresca y conservada para los tres días. Además de todo lo concerniente a Carlos Alberto.”
“Tienes mucha razón, María Luz, lo que me cuentas es muy lindo porque con mi familia también hemos hecho esos viajes, que son muy extenuantes pero maravillosos…-comentó la doctora, y añadió-…  Ahora dime, ¿cuándo o qué torna a ese sueño en una pesadilla?”.
“Doctora, trataré de ser breve y le diré directamente que sueño que estamos viajando al Cañón del Colorado por la carretera 66, admirando la belleza del paisaje, pero al oscurecer vamos por un atajo que va por el borde de este. Esta vía no está asfaltada y es muy agreste. Yo le digo, mejor dicho, le ruego a mi esposo a que regrese a la vía principal y que nos hospedemos en un motel, solo por esa noche. Pero él insiste que conoce la vía y que no me preocupe de nada, porque ya la recorrió con sus padres cuando era un adolescente. Doctora, allí es cuando empieza mi desesperación, presiento que algo muy malo nos va a pasar, especialmente cuando la camioneta empieza a dar tumbos por el mal estado del camino. Doctora, eso ya lo he soñado repetidas veces y sé lo que viene. Reconozco el lugar que transitamos y sé que un terrible accidente va a ocurrir. Le ruego a mi esposo que pare, que no continúe, pero él no me escucha y vamos a lo que ya sé, nuestro fatídico destino. Doctora, en un recodo de la carretera aparece un camioneta pick up de gran tamaño, creo que le llaman Big-Foot, que viene en sentido contrario, con las luces muy potentes encendidas, y mi esposo pierde el sentido de orientación. Doctora, dios mío, nos desbarrancamos. Lo he soñado ya tantas veces, sin embargo siempre sufro lo indecible, sino igual, peor. Veo como todo da vueltas dentro de la camioneta, cayendo por el precipicio, oigo los gritos de mi esposo y de mis hijos. Dios mío, mis hijos, mis hijos, cada vez que sueño esto los veo morir, pero me doy cuenta que estoy dentro de una pesadilla y hago lo posible por despertar… entonces todo oscurece y súbitamente lo logro. Doctora, ya se podrá imaginar Ud. lo alterada que me encuentro cuando despierto en la cama, a lado de mi esposo. A veces él se despierta y me abraza, protegiéndome, y me dice: “Mary, tuviste un mal sueño, te escuché gemir mientras te movías angustiada…”. Luego me levanto, voy a buscar a mis hijos en su dormitorio y los veo allí, sanos, durmiendo plácidamente, entonces los acaricio sin despertarlos, me siento feliz de encontrarlos en sus camas. Luego, mi rutina diaria me envuelve, me doy una ducha fría que logra disipar mi preocupación, y así, preparo el desayuno, despido a mi esposo cuando va al trabajo, llevo a mis hijos al colegio y me voy a la oficina legal en donde trabajo como secretaria ejecutiva… es decir ya no tengo tiempo para pensar nuevamente en la pesadilla, pero luego de un tiempo, dos o tres semanas, o a veces meses, la pesadilla regresa.”
María Luz mira fijamente a la doctora, angustiada, en espera de una respuesta, y esta le dice, sin mucha preocupación: “Querida, María Luz, te voy a prescribir unas pastillas para que puedas relajarte durante el sueño y puedas dormir bien, estas desaparecerán con el tiempo.”
María Luz regresa más tranquila a casa y esa noche, luego de acostar a sus hijos, sigue las recomendaciones de la doctora, tomando las pastillas relajantes antes de ir a dormir en brazos de su amado esposo.
“Pobre mujer… -comenta un doctor en una junta de médicos de un hospital para enfermedades mentales-… no hemos logrado traerla a la realidad desde el accidente que tuvo, hace dos meses, en donde perecieron su esposo y sus tres hijos. Cuando abre los ojos no deja de gritar desesperadamente, hasta que la sedamos con tranquilizantes para hacerla dormir, entonces se calma y hasta sonríe constantemente como si viviera un lindo sueño.”

domingo, 13 de enero de 2013

“TE VERÉ EN SUEÑOS” Comentario de Patricia Gómez



“TE  VERÉ EN SUEÑOS” Y “LA PUERTA DEL SOL” de Michaelangelo Barnez

Comentario de Patricia Gómez

“Cuando estoy en Laguna, cuando mi visión se pierde en los pinos por un lado o en un mar, a veces calmo o embravecido, en otras, el silencio abre las puertas a mi alma y ahí, todo cambia, todo es  sereno, quieto y manso. Sin distracciones, ni  ilusiones en las cuales sumergirte. Qué tiene que ver esto con “Te Veré en Sueños y La Puerta del Sol”, todo.

Había comenzado a leer la primera novela (Te Veré en Sueños) en Santiago, pero el cansancio que cargaba por los días de tanto movimiento, las interrupciones, el yoga, los deberes de una casa, los seres que te rodean y sus demandas, o las tuyas por ellos, no me habían permitido tomar el verdadero sentido de estas dos maravillosas novelas. Había caminado por las primeras hojas en forma mecánica, pero un fin de semana de los tantos en que decido aislarme del mundo las traje conmigo, y ahí todo cambió. Mis ojos se devoraban las palabras, mis sentidos se complacían por encontrar un libro que tal vez no es una obra literaria como muchos excelentes libros, pero sí es uno de esos que debes leer, sobre todo si tu camino va un paso más adelante que la cotidianidad de gastar la vida sobreviviendo en una “matrix” o mundo que te traga haciéndote perder el atributo de la verdadera libertad.

Te Veré en Sueños transcurre rápida, amena, interesante, es de esas novelas que te lees  sin esfuerzo y no quieres que termine. A medida que avanzan en la historia los personajes se te hacen queribles y anhelas vivir de alguna manera su superioridad. Donde aprendes, sueñas, y te dejas llevar de la mano del autor de una forma casi amistosa, donde vas recogiendo los mensajes o la información que éste te entrega agazapada en una narrativa amena, con asombro y gratitud. ¿De qué se trata?, creo que tendrán que leerla, de otra forma se perdería el encanto, pero les adelanto que está involucrada la reencarnación, el valor a los atributos más nobles del ser humano, nos muestran un Perú que te deja con necesidad de conocer si aún no lo haces, de vivir conscientemente. De ese amor que traspasa las barreras del tiempo.

En la Puerta del Sol, donde continúan las historias de estos singulares personajes, recibes  la información en forma más contundente y concreta, donde distingues que el autor tiene un acabado dominio de cierto valorado entendimiento, que muchos deberíamos ya conocer, donde valoras lo que él descubrió por ti y valoras que te lo entregue de una forma amena y singular. Para aquel lector  que busca más en un libro y  “tiene ojos” que ven más allá en el no-tiempo, este es uno de esos libros.

En resumen, son un par de obras que recomiendo y espero disfruten tanto como yo con su lectura”.
Para adquirir la novela ir a ... Michaelangelo Barnez en Amazon. 

lunes, 3 de septiembre de 2012

LA DESPEDIDA

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John miraba el triste rostro de su esposa ante su inminente partida. Quería consolarla, pero temía causarle más pena aun. Por eso solo atinó a decirle: “Joanna, eres muy bella, amor, y te recordaré cada día que esté lejos de ti.”

Joanna era una mujer de mediana edad cuyo lozano rostro había envejecido recientemente debido a la tristeza provocada.

Ella, aferrada a las manos de su marido, le dijo: “Nunca nos habíamos separado antes. No sé lo que es estar lejos de ti, y me da mucho miedo”.

“No será por mucho tiempo, querida… -repuso John, y agregó-… aunque en estas cosas todo es muy relativo”.

“¿Y si me llevas contigo… hoy?”

“Mmm ya lo hablamos querida y sabes que no es una opción… Pero no hablemos más de eso, no tiene importancia. Lo que me preocupa es como quedan las cosas. ¿Podrás controlar todo lo que acordamos hasta el día que vengas a mi lado?”

“Sí. Puedo valerme por mi misma, pero lo que me da miedo es hacer ese viaje sola”.

“No te preocupes, yo estaré esperando tu llegada”.

John, sabiendo que la hora había llegado, besó los labios de su amada y sintió el sabor salado de las lágrimas que rodaban por la mejilla de ella. Joanna tembló, abrazó fuertemente los hombros de su marido y le correspondió el beso de despedida como queriendo entregarle su corazón.

John, esa misma noche, a los pocos minutos de haber besado a su amada, y con una dulce sonrisa en los labios, cayó en un ya previsto coma profundo del que no despertaría. 

miércoles, 22 de agosto de 2012

COMANDO TERRORISTA TOMA POR ASALTO EDIFICIO FEDERAL, MDC, EN EL CENTRO DE LOS ÁNGELES, CALIFORNIA.



ALERTA DE ÚLTIMO MINUTO: COMANDO TERRORISTA TOMA POR ASALTO EDIFICIO FEDERAL, MDC, EN EL CENTRO DE LOS ÁNGELES, CALIFORNIA.

“El edificio federal del Metropolitan Detention Center, MDC, de la ciudad de Los Ángeles, California, ha sido tomado por asalto por un comando terrorista esta tarde, alrededor de las 4 pm, hora de la costa oeste.”
“Un comando terrorista, aún no identificado, de por lo menos 10 hombres fuertemente armados con fusiles de largo alcance y automáticas, ingresaron a la fuerza, disparando a matar a quienes encontraban en su paso, al Centro de Detención de acusados por delitos federales, la mayoría de los casos relacionados con el narcotráfico. Aunque también están confinados allí peligrosos asaltantes de bancos, estafadores y miembros de la milicia y supremacía blanca, todos en calidad de acusados, en espera de que sus respectivos juicios sean resueltos en la corte federal.”
Estas fueron las noticias que se propalaron por la radio, la TV e Internet, esa tarde. Y de inmediato comenzaron las especulaciones. “Es un comando de sicarios terrorista del Cartel del narcotráfico que quiere rescatar a sus líderes,” decían unos.  “Son los terroristas del Al Qaeda…” o “Son los terroristas del Ku Klux Klan…”decían otros.
Pero la realidad era aún peor que los rumores, porque la administración del gobierno federal ya estaba en una crisis, y este asalto al MDC la empeoraba.
Hacía horas, temprano en la mañana, el presidente de los Estados Unidos había recibido una llamada urgente del Primer Ministro Ruso, vía el casi obsoleto teléfono rojo, alertándolo que un golpe insurreccional comunista estaba en curso y que corría el riesgo de ser derrocado; hecho que, desde ya, sin necesidad de concretarse, pondría inmediatamente en alerta la seguridad americana. Sin embargo, esta mala noticia no sería lo única que tendrá que enfrentar, ya que su Sistema de Vigilancia Global Satelital le anunciaba que los ejércitos de varios países del Medio-Este, Irán, entre ellos, se estaban movilizando amenazadoramente, preparando un ataque a Israel en una guerra santa total.
No está de más recordar que, luego de la caída del Muro de Berlín, los EEUU había demostrado, de manera nítida e incuestionable al mundo entero, de que eran la única superpotencia, capaz de aplastar a cualquier país, grupo de países, potencia o potencias del orbe, aun si estuviera sumido en una de las peores crisis económicas; sí, su poder militar era y es enormemente devastador…
Sin embargo, ahora un factor más, de carácter interno, se sumaba a la ya crisis generada: Un movimiento de la extrema derecha americana, de identidad racista y terrorista (el Ku Klux Klan entre ellas), había tomado por asalto un edificio federal en el centro de la ciudad de Los Ángeles y lanzado una proclama secesionista de guerra civil contra el Gobierno Federal y el Nuevo Orden Mundial.
La crisis en la que se ve sumida los EEUU de Norteamérica, a esas horas de la tarde, es de máxima alerta; y quienes creen que este problema es solo de ellos, los “gringos”, están equivocados, porque lo que esta superpotencia haga como respuesta para resolver su crisis, afectará a todos en este único mundo en que vivimos… desde las medidas económicas hasta la posibilidad de una guerra nuclear.
¿Si la guerra del Medio-Este era inminente, cómo neutralizaría a los EEUU a no intervenir? ¿Los EEUU permitirían el restablecimiento del Comunismo en Rusia, y por consecuencia a sus ex satélites de la llamada Unión Soviética, en medio de la crisis económica mundial…? ¿Las organizaciones de la derecha y extrema derecha Americana se plegarían al llamado de los Insurrectos Supremacistas del asalto al MDC?...
                                              MICHAELANGELO  BARNEZ
El Jihad: La Guerra Santa… El argumento de la novela surge de la palpitante actualidad, de las tragedias que vivimos todos los días, en la cual la frondosa imaginación del autor le da un curso novelesco. Esta no es una obra fantasiosa ni futurista, sino dramáticamente verosímil y actual; y aunque los personajes tienen nombre propio, estos son desnudados y mostrados transparentemente no solo en acciones, sino en sus motivos e intereses. La novela presenta la secuencia casi fílmica de lo que sucede actualmente, la que termina en escenas que ojalá jamás sucedan, aunque los acontecimientos actuales nos están demostrando, en luctuosos hechos de amenazas y agresiones, que todo puede suceder…

LOS VIAJES ASTRALES… ¿FICCIÓN O REALIDAD?

Autor... Michaelangelo Barnez Para empezar diré que los Viajes Astrales son experiencias extraordinarias en donde el espíritu, alma, ánima...