viernes, 10 de diciembre de 2010

COMO ESCRIBIR UNA NOVELA... SIN MORIR EN EL INTENTO... 1/4


PARTE I
Palabras previas:
La presente es el resumen de una serie de conferencias dictadas en universidades, facultades e Institutos de Literatura, además de otros centros como La Cárcel de Máxima Seguridad de Presos Políticos, en el Perú.
Me gustaría empezar este ciclo de charlas, titulada: “Cómo Escribir Una Novela… Sin morir en el intento”, hablándoles un poco acerca de mi persona porque creo que el tema está ligado a mi experiencia personal.
Lo primero que quiero decirles es que la profesión y actividad principal durante treinta años de mi vida fue la de ingeniero y administrador de mi propia empresa constructora. Hasta que llegó un momento determinado en que, por motivos muy personales, decidí cerrar aquella etapa para abrir otra que estuvo relegada desde los tiempos de mi adolescencia, y esta era la de algún día ser Escritor. Y les digo esto para hacerles notar que no soy un literato profesional, es decir, no soy aquel que tiene una carrera universitaria en la especialidad, ni años de experiencia en el manejo de la palabra escrita como actividad profesional cotidiana, como es el caso de los principales y más destacados autores contemporáneos de nuestra literatura hispana, latinoamericana y mundial. Les digo todo esto, no con el ánimo de desacreditarme y descalificarme yo mismo, no, no, no. Al contrario, mi intención al mencionar esta aparente desventaja es, demostrarles que, si sienten aquella compulsión, aquel deseo irrefrenable por escribir historias, es posible que Uds. puedan hacerlo. Y les remarco, que es absolutamente posible y las pruebas de mis palabras son estas tres novelas que tengo publicadas, “Te Veré en Sueños”, “La Guerra Santa”, y “La Puerta del Sol”, además de una colección de cuentos y otros como Screenplays... Pero tampoco me gustaría que se me malinterprete, y les haga pensar que no es necesario el conocimiento y el estudio de la gramática y la literatura, no, en absoluto. Lo que quiero decir muy claramente es que, si tenemos dificultades al querer realizar algo, como en este caso, debemos de vencerlas para que no sean un escollo definitivo en nuestro propósito de lograrlo. Sólo así, con ese animo, con esa voluntad, y con las virtudes que podamos tener, podremos abocarnos a la tarea de escribir una novela. Y para no pecar de un excesivo optimismo quiero revelarles, sin la intensión de desanimarlos, que existen otros problemas y dificultades, además del conocimiento de la gramática y la literatura, y estos atacan a todos por igual, tanto a los escritores noveles e inexpertos como a los mas renombrados; y estos problemas son, los de la indisciplina en el trabajo y la apatía, y peor aun, el de la falta de la llamada “inspiración”. Pero ya hablaremos de eso, por ahora concentrémonos en cómo empezar.
Por lo tanto, está claro que no soy un escritor escolástico, sin embargo tengo novelas ya publicadas en español e inglés, además de dos guiones para cine, cuentos breves y varios proyectos en camino. Bien, pero para empezar, sabía que de alguna manera tenía que suplir aquella ignorancia técnica literaria de ‘Cómo Escribir una Novela’. El deseo existía, la técnica, no. Y lo que hice fue inscribirme en un ciclo de cursos de extensión dictados en la University of California, Berkeley, acerca de “Como escribir una Novela”, así, exactamente con ese título, justo lo que buscaba, durante dos semestres. Curso dirigido a personas que por diversos motivos no podían seguir un estudio universitario regular de cinco años. Es indudable que este curso me ayudó a ordenar mis ideas acerca del tema y me dio las herramientas necesarias para plasmar en el papel las historias que rondaban en mi mente y clamaban por salir. La virtud de estas clases fue el contacto directo que tuvimos los alumnos con renombrados escritores americanos como profesores. Estuvieron allí escritores de Best Sellers como James N. Frey, Sidney Sheldon y John Grishan, entre los más renombrados. Y juntos con ellos construimos la estructura y los elementos de una novela, de manera que al término de las clases todos los estudiantes, doce en total, habíamos escrito varias narraciones cortas, además de varias estructuras de futuros proyectos de novelas.
Lo mejor que me dio el estudio fue la sensación de seguridad de que podía escribir las historias que me había propuesto. En realidad, durante las clases descubría que las difusas ideas que tenía acerca de la literatura se iban aclarando y quedando perfectamente delineadas cuando podía identificarlas con su respectivo nombre convencional. El argumento, los personajes, los lugares, los tiempos, el narrador y otros, eran ya parte de mi conocimiento empírico, debido a la lectura de muchas novelas desde mi niñez, que ahora iban cayendo ordenadamente dentro del esquema de la técnica literaria de la novela. Claro está que, quien no lee no escribe, y gracias a esa afición por la lectura es que comencé a escribir. De otro lado, el ser una persona madura no siempre es una desventaja, menos aun cuando me hice una evaluación acerca de mi persona y la nueva carrera que estaba por empezar. Pasar los 50 años de edad y acometer una nueva empresa en donde no se tiene la educación profesional correspondiente ni la mínima experiencia es una gran desventaja, casi imposible de superar si es que no existiese ese gran deseo que todos los escritores poseen de escribir y ser leídos. Por eso, esa gran desventaja se convirtió en una gran aventura.
Hasta aquí he mencionado dos detalles negativos, pero a mi favor tenía algo que William Faulkner apreciaba mucho y que no se adquiere con los libros ni en las aulas de una escuela. Así, subsané aquella deficiencia con la experiencia que me había dado la vida. No en vano había ido a la universidad de ingeniería y había pasado veinticinco años construyendo diversos proyectos arquitectónicos, como casa, edificios, puentes y carreteras... Y que hoy tendría que emplear esos conocimientos y esas experiencias para construir historias con palabras... ¿Sería posible? Claro que sí… ya lo hice.
Bien, creo que ahora ya podemos abordar en sí, el tema de: “Cómo Escribir una Novela…”.
Y empezaré diciéndoles que una de las principales virtudes que aprecio del arte en la literatura y en el estilo de vida cotidiana, es la simplicidad. Así que, lo que vamos a tratar de desarrollado ahora estará expuesto de manera más simple posible. Empecemos:
Si queremos aprender “Como Escribir una Novela” creo que primero tendremos que ponernos de acuerdo en el concepto de lo que significa la palabra, “Novela”, es decir, cómo definimos a la Novela. De hecho, sé que existen muchas definiciones, todas ellas muy parecidas, así que yo les daré la que creo que es la más sencilla de todas.
1.- Definición:
La Novela, es una historia ficticia contada en palabras.
¿Simple no? Bueno, es lo que se prometió y así continuaremos por ahora. No significa que esta definición sea completa, pero nos permitirá avanzar en este corto ciclo de charlas con la participación de todos Uds. Claro que con un poco de imaginación, esfuerzo e investigación Uds. pueden ampliar esta definición, pero hacerlo será su opción. Por ahora afinémosla, aquí, entre nosotros, con las ideas que tengamos.
Entonces… ¿Y que entendemos por historia? Bien, digamos algo sencillo:
Historia es el recuento de sucesos o eventos anecdóticos y trascendentes.
¿Y que significa ficción?
Ficción: es lo irreal, lo inventado por la imaginación.
Creo que ahora si podemos dar una definición más amplia de la novela:
La novela es la narración de sucesos o eventos anecdóticos creados o recreados por la imaginación del escritor y expresados en palabras escritas.
Estimados amigos, hasta aquí llegamos hoy. Espero que estas palabras iniciales les hayan motivado lo suficiente como para continuar con esta charla la semana que viene... Hasta pronto.

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