Por Michaelangelo Barnez
John e Inés compartían una
historia de amor digna de novelas románticas. Se conocieron una tarde lluviosa
en el café “Capuchino” de la esquina del mall. Ella, una artista plástica que
encontraba inspiración en los detalles más pequeños de su arte; él, un
arquitecto apasionado por los trazos precisos y la belleza estructural de sus
proyectos. Sus mundos se entrelazaron como los colores en una pintura, formando
una relación cálida y envolvente en el amor y habilidades.
Sin embargo, la perfección que parecía rodear su amor comenzó a desmoronarse cuando el destino introdujo a Carla, una antigua amiga de John, en la relación. Ella apareció inesperadamente durante una reunión social y, de manera involuntaria, despertó en él una ola de nostálgicos recuerdos y emociones que había enterrado hacía años. Las sonrisas compartidas y las miradas sugerentes que parecían contener secretos dejaron a Inés con una inquietud creciente.
John intentó disipar las preocupaciones de Inés, asegurándole que su amor por ella era inquebrantable. Pero las palabras, aunque dulces, no podían borrar el peso que se colaba entre ellos. Inés sentía que Carla representaba para su amado algo más que una simple amistad pasada, y los días se llenaron de silencios incómodos y preguntas sin respuesta.
Por otro lado, Carla era consciente de los límites que no debía cruzar. Pero en su corazón, aún guardaba un afecto por John que no podía ignorar. Las coincidencias los ponían en situaciones inesperadas: encuentros en la oficina, proyectos compartidos y conversaciones que parecían siempre ir más allá de lo profesional.
Inés, tratando de proteger su relación, decidió enfrentar sus temores. Una noche, con voz temblorosa pero firme, le preguntó a John: "¿Sigues amándome como antes? ¿O hay algo en tu corazón que ya no me pertenece?"
John, atrapado entre la culpa y la confusión, confesó que su encuentro con Carla había despertado recuerdos y emociones que no esperaba. Sin embargo, insistió en que su amor por Inés era genuino y profundo. La sinceridad de sus palabras era como una brisa fresca en medio de una tormenta, pero no eliminaba el temor que le causaba.
La incertidumbre llevó a Inés a tomar una decisión difícil. Decidió tomar distancia de John para reflexionar sobre lo que ambos realmente sentían en sus corazones. Durante el tiempo que estuvieron separados, John enfrentó sus propios sentimientos, comprendiendo que su pasada relación con Carla no podía eclipsar el amor que sentía por Inés.
Mientras tanto, Inés encontró consuelo en su arte. Sus pinturas comenzaron a reflejar la intensidad de sus emociones: el amor, la fidelidad, el dolor de la traición, la esperanza del perdón y la fuerza del amor verdadero. En cada pincelada, se daba cuenta de que su relación con John era una obra en progreso, un lienzo que aún tenía espacio para ser completado.
Un día, John apareció en el estudio de Inés. Con una expresión llena de arrepentimiento y un ramo de flores en mano, le confesó su decisión de cortar todo contacto con Carla y dedicarse plenamente a reconstruir su relación. Su sinceridad fue el inicio de una conversación profunda que reveló su compromiso de trabajar juntos para sanar las heridas.
Aunque no fue fácil, ambos comenzaron un nuevo capítulo en su historia. John e Inés aprendieron que el amor no siempre es perfecto, pero es más fuerte cuando enfrenta y supera los desafíos. Juntos, transformaron su dolor en una nueva oportunidad para construir algo que valía la pena proteger.
Pasaron muchos años y una tarde Lucila, de 28 años de edad, e hija de ambos, le contó a su madre acerca de la infidelidad de su esposo. Inés, temerosa de las infidelidades de los hombres y mujeres en el matrimonio, le dio su mejor concejo: ”Hija, la fidelidad es una virtud muy difícil de mantener en el matrimonio, y solo tú puedes decidir que hacer, conociendo las circunstancias de cuando ocurrió. Si amas a tu esposo y crees que él se siente verdaderamente arrepentido y te ama, entonces no lo rachases, ni lo apartes de ti, porque lograrás lo peor: Quedarte sola y que él se refugie en los brazos de la amante. Si haces bien o mal, solo el tiempo lo dirá”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario