“Hermosa mañana” Le dije a una linda mujer cuando estábamos solos en un parque cerca a un acantilado. No nos conocíamos pero el estar unos minutos allí, haber cruzado nuestras miradas e intercambiado sonrisas me hicieron pensar que podía intentar iniciar una conversación con éxito.
Tuvieron que pasar muchos años para que un día, en un lugar jamás imaginado por mí, hacía sólo unos meses, la anécdota contada se volviera a repetir.
Llegué a la ciudad de Long Beach, California, procedente de Lima, Perú, a principios de los 80’s como un turista común y corriente, y luego de unos meses me convertí en un ilegal, también común y corriente. Con el agravante de ser “casi” un completo ignorante del idioma Ingles, en donde el “casi”, para no decir total, se debía a que mi conocimiento era comparado con el vocabulario de un niño de kínder. Entonces, el estribillo de: “Pollito-Chicken y Ventana-Window…” de una canción muy conocida por los párvulos del colegio, “Bambi”, era todo mi vocabulario Ingles.
No es mi intención contarles los detalles de como hice para sobrevivir en gringolandia sin saber el idioma, sino simplemente hablarles del: “Beautiful tomorrow”.
Siempre me gustó pasearme por la orilla del mar y como vivía, y vivo, a sólo cuatro blocks de ella solía ir a caminar los domingos muy temprano al muelle de pescadores de Long Beach, con una taza de chocolate caliente en la mano.
En uno de esos paseos tuve la oportunidad de encontrar a una señora, muy bonita y sonriente, en el mismo lugar en donde solía detenerme a terminar en pequeños sorbos mi taza de chocolate mientras contemplaba la inmensidad del mar, el vuelo de las gaviotas y la salida de los botes de paseo llenos de gente, y entre ellos, los pescadores aficionados.
Nuestras miradas se encontraron varias veces y nos sonreímos mutuamente. Yo ya había aprendido que la gente del lugar era muy amable y comunicativa, pero mi ineptitud con el idioma me mantuvo mudo en contra de mis intenciones. Silencio que se prolongó hasta cuando ella rompió el hielo y me dijo algo que no entendí.
Yo sólo atiné a decirle: "BEAUTIFUL TOMORROW. ISN'T IT? e hice una señal con la mano acerca del ambiente, cuando creía haber dicho: “HERMOSA MAÑANA ¿NO ES CIERTO?”. Ella rió con franqueza por mi expresión, se acercó y conversamos, es sólo un decir, y me hizo entender que se decía: "BEAUTIFUL MORNING" en vez de lo que dije; luego me invitó a asistir al programa de ESL, English as a Second Language, en el Long Beach City College, donde ella era profesora. Allí, mi esposa y yo, aprendimos el idioma Ingles correctamente en las clases nocturnas en sólo un año, urgidos por la necesidad de expresarnos en todo lugar.
No puedo dejar de recordar, mencionar, sentir vergüenza y hacer un paralelo de cuando viví en el Perú, por mi discriminatoria actitud de burlarme de la gente que hablaban mal el español en mi ciudad natal: La gran Lima, por provenir del interior del país. En todo caso tuve más suerte cuando, en el extranjero, yo era el malhablado, porque a nadie le gustaría ser menospreciado por algún motivo o alguien.
Hoy, y cada vez que recuerdo esta experiencia, me río de la "estupidez" que dije por ignorancia, y aprecio la amabilidad de aquella dama que conocí, quién luego se convirtió en una sincera amistad familiar de casi 30 años.
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