Estábamos Rachael y yo parados
muy cerca de la cama, totalmente desnudos y apretando mutuamente nuestros
cuerpos. Nuestros besos eran apasionados e intensos, en donde nuestros labios
se buscaban afanosamente sin encontrar una perfecta posición que perdurase más
de dos segundo, siendo interrumpidos por el incesante jugueteo de nuestras
lenguas y el movimiento de nuestros rostros, a tal punto que parecía que ambos
queríamos devorarnos el uno al otro. Hasta que el besarnos no nos bastó.
Entonces fue que bajé a su cuello
anegado del sudor que compartíamos. Ella gimió, mientras yo sentía el salado de
su piel, y desde ese momento no se detuvo, sino que la intensidad de estos
aumentó según iba mordisqueándola suavemente. No me entretuve demasiado allí porque
no tenía mucho tiempo, y bajé a sus redondeados hombros y luego a sus senos.
Sus gemidos aumentaron y su cuerpo se contorneó cuando quise casi deglutir uno
de sus senos. No sé si fui muy delicado con ella, porque mis mordiscos siendo
suaves provocaban en ella alaridos de placer, pero ningún gesto de rechazo a
que me detuviera.
Ella tiró su cabeza hacia atrás y
comenzó a menear su blonda cabellera, mientras se abandonaba totalmente a mis
caricias.
Yo la sostenía con mis brazos
cruzados alrededor de su fina cintura y la besé hasta que me fue imposible ir
más lejos de donde ya había llegado. Fue cuando Rachael enderezó su cuerpo y
con ambas manos me guió a besar sus anegados labios, por lo que la solté sin
más dilación y tuve que arrodillarme, a la vez que ella levantaba una de sus
piernas para ponerlas sobre uno de mis hombros y sujetarme fuertemente… fue así
que me hundí en la anegada espesura que me ofrecía Rachael.
“Corten!… -Dijo el director de la
película que filmábamos, y agregó-… Demonios!!! Han demorado demasiado… Continuaremos
después del almuerzo”.
“Te lo dije, John… -Me dijo
Rachael sonriendo debido a mi inexperiencia, y añadió-… esta no es una escena
de amor, sino de puro sexo explícito, esta es una película xxx, pero ya
aprenderás”.
Creo que Rachael, una estrella del
cine porno con quien hice lo que nunca creí posible hacer con una mujer, debido
a que yo era un actor joven, inexperto y desempleado, tenía razón. Pero mi
problema personal era que mi esposa hacia lo mismo en casa cuando yo no estaba.
4 comentarios:
otra vez gratamente sorprendida, por el final inesperado de tu relato.Buenísimo como siempre.Felicitaciones
be bj
Gracias Blanquita. Realmente siempre tengo la preocupación al escribir un cuento: y es el cumplir con los caracteres que la definen como tal. En estos, el final es una pieza fundamental de ellos.
Saludos querida amiga.
Simplemente, genial.
Un saludo, Juana Castillo.
Dear Juana... Encantado de que te haya gustado, querida amiga.
Saludos
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