sábado, 12 de julio de 2025
viernes, 25 de abril de 2025
UN AMOR DIVIDIDO
Por Michaelangelo Barnez
Sin embargo, la perfección que parecía rodear su amor comenzó a desmoronarse cuando el destino introdujo a Carla, una antigua amiga de John, en la relación. Ella apareció inesperadamente durante una reunión social y, de manera involuntaria, despertó en él una ola de nostálgicos recuerdos y emociones que había enterrado hacía años. Las sonrisas compartidas y las miradas sugerentes que parecían contener secretos dejaron a Inés con una inquietud creciente.
John intentó disipar las preocupaciones de Inés, asegurándole que su amor por ella era inquebrantable. Pero las palabras, aunque dulces, no podían borrar el peso que se colaba entre ellos. Inés sentía que Carla representaba para su amado algo más que una simple amistad pasada, y los días se llenaron de silencios incómodos y preguntas sin respuesta.
Por otro lado, Carla era consciente de los límites que no debía cruzar. Pero en su corazón, aún guardaba un afecto por John que no podía ignorar. Las coincidencias los ponían en situaciones inesperadas: encuentros en la oficina, proyectos compartidos y conversaciones que parecían siempre ir más allá de lo profesional.
Inés, tratando de proteger su relación, decidió enfrentar sus temores. Una noche, con voz temblorosa pero firme, le preguntó a John: "¿Sigues amándome como antes? ¿O hay algo en tu corazón que ya no me pertenece?"
John, atrapado entre la culpa y la confusión, confesó que su encuentro con Carla había despertado recuerdos y emociones que no esperaba. Sin embargo, insistió en que su amor por Inés era genuino y profundo. La sinceridad de sus palabras era como una brisa fresca en medio de una tormenta, pero no eliminaba el temor que le causaba.
La incertidumbre llevó a Inés a tomar una decisión difícil. Decidió tomar distancia de John para reflexionar sobre lo que ambos realmente sentían en sus corazones. Durante el tiempo que estuvieron separados, John enfrentó sus propios sentimientos, comprendiendo que su pasada relación con Carla no podía eclipsar el amor que sentía por Inés.
Mientras tanto, Inés encontró consuelo en su arte. Sus pinturas comenzaron a reflejar la intensidad de sus emociones: el amor, la fidelidad, el dolor de la traición, la esperanza del perdón y la fuerza del amor verdadero. En cada pincelada, se daba cuenta de que su relación con John era una obra en progreso, un lienzo que aún tenía espacio para ser completado.
Un día, John apareció en el estudio de Inés. Con una expresión llena de arrepentimiento y un ramo de flores en mano, le confesó su decisión de cortar todo contacto con Carla y dedicarse plenamente a reconstruir su relación. Su sinceridad fue el inicio de una conversación profunda que reveló su compromiso de trabajar juntos para sanar las heridas.
Aunque no fue fácil, ambos comenzaron un nuevo capítulo en su historia. John e Inés aprendieron que el amor no siempre es perfecto, pero es más fuerte cuando enfrenta y supera los desafíos. Juntos, transformaron su dolor en una nueva oportunidad para construir algo que valía la pena proteger.
Pasaron muchos años y una tarde Lucila, de 28 años de edad, e hija de ambos, le contó a su madre acerca de la infidelidad de su esposo. Inés, temerosa de las infidelidades de los hombres y mujeres en el matrimonio, le dio su mejor concejo: ”Hija, la fidelidad es una virtud muy difícil de mantener en el matrimonio, y solo tú puedes decidir que hacer, conociendo las circunstancias de cuando ocurrió. Si amas a tu esposo y crees que él se siente verdaderamente arrepentido y te ama, entonces no lo rachases, ni lo apartes de ti, porque lograrás lo peor: Quedarte sola y que él se refugie en los brazos de la amante. Si haces bien o mal, solo el tiempo lo dirá”.
martes, 15 de abril de 2025
LA FERIA
La gran feria iluminaba la
noche de la ciudad de Long Beach con luces vibrantes y el eco de risas. Alicia
y Juan, una pareja joven y desilusionada, caminaban de la mano con sus tres
hijos, Pedro, Paco y Rosa. A pesar de la belleza del lugar, los ojos cansados
de Alicia y la mirada ausente de Juan hablaban de una lucha interna.
Los niños estaban
extasiados. Pedro corría hacia las montañas rusas, Paco intentaba ganar premios
en los juegos de tiro, y Rosa, la más pequeña, miraba fascinada los destellos
de los fuegos artificiales. Para ellos, la feria era un mundo mágico. Para sus
padres, era un escape.
Alicia y Juan, atrapados en
su propio mundo de adicciones, habían llegado a la feria con un plan. Apenas
habían cruzado el portón principal, los niños corrieron hacia los juegos. Así
decidieron dejar a los niños. «¡Regresamos pronto, cuídense!», dijo
Alicia con una sonrisa forzada. Los tres pequeños no sospecharon nada, pensando
absortos con la diversión que iban a gozar todo el día, así sus padres se
demoraran, no iba a ser la primera vez.
La promesa nunca se cumplió.
Esa noche marcó el inicio de una larga e interminable separación que cambiaría
sus vidas para siempre. Más tarde la multitud comenzó a disminuir, mientras
Pedro, Paco y Rosa comenzaron a comprender que estaban solos… Abandonados.
Esa noche durmieron en los límites
de la Feria, escondidos entre los arbustos
En los días siguientes, los
niños buscaron refugio en la misma feria, que habría sido mejor que ir a un
albergue o cárcel.
Pedro, apenas con diez años,
asumió el papel de líder, llevando a sus hermanos a áreas donde podían
descansar o encontrar comida. Paco, con su ingenio, ayudaba a ganar pequeñas
cantidades de dinero jugando en los puestos, mientras que Rosa usaba su inocente
encanto para ganarse el afecto de los feriantes.
El Circo de la feria pronto
se convirtió en su hogar. Los trabajadores y visitantes empezaron a notar su
situación, y varios feriantes se encargaron de cuidarlos. El viejo don Manuel,
encargado del carrusel, fue especialmente amable con los tres. Compartía
historias y los alimentaba cuando podía.
Mientras tanto, Alicia y
Juan se hundían más en su desesperación. Vagaban de una ciudad a otra, buscando
el siguiente escape en las drogas que los consumían. Su mundo ya no tenía
espacio para el amor ni para el arrepentimiento. Un año después, mientras
conducían en una carretera oscura y desierta, su tragedia alcanzó el clímax.
Drogados y confundidos, el auto en el que iban perdió el control y terminó
estrellado contra un muro de cemento. Murieron instantáneamente.
La noticia llegó a los niños
como un rumor en la feria. Aunque eran demasiado jóvenes para entender la
gravedad del accidente, Pedro, con su extraordinaria madurez, sintió una mezcla
de alivio y tristeza. Sus padres no regresarían, pero tampoco sufrirían más.
A medida que pasaron los
años, los tres hermanos crecieron dentro del universo de la feria. Pedro se
convirtió en un líder natural, Paco desarrolló habilidades de trapecista en el
espectáculo acrobático, y Rosa encontró su lugar como una artista encantadora
de leones. La feria se convirtió en su familia, una comunidad que los protegió
y los ayudó a encontrar un propósito.
Pedro, al mirar hacia atrás
años después, comprendió que el abandono había sido lo mejor que les había
pasado, ya que fue el inicio de una nueva vida. Aunque había perdido a sus
padres, había ganado algo inesperado: la fortaleza para enfrentarse al mundo y
la certeza de que, incluso en los momentos más oscuros, existe la posibilidad
de renacer.
El Circo de la feria, debido
a la crisis económica del país, decidió ser administrada como una cooperativa
con todos sus integrantes como socios, y escogieron por unanimidad a Pedro como
su administrador, a Paco como presentador y a Rosa como la tesorera.
Así, los tres hermanos continuaron
juntos, cuidándose y ayudándose en todo. Claro que la historia continuaría con
amores, desengaños, compromisos, bodas y niños por venir… que es otra historia.
lunes, 7 de abril de 2025
CUANDO EL AMOR PREVALECE
John e Inés compartían una
historia de amor digna de novelas románticas. Se conocieron una tarde lluviosa
en el café de la esquina. Ella, una artista que encontraba inspiración en los
detalles más pequeños, y él, un arquitecto apasionado por los trazos precisos y
la belleza estructural. Sus mundos se entrelazaron como los colores en una
pintura, formando una relación cálida y envolvente.
Sin embargo, la perfección
que parecía rodear su amor comenzó a desmoronarse cuando el destino introdujo a
Carla, una antigua amiga de John. Ella apareció inesperadamente durante una
reunión social y, de manera involuntaria, despertó en él una ola de nostalgia y
emociones que había enterrado hacía años. Las sonrisas compartidas y las
miradas que parecían contener secretos dejaron a Inés con una inquietud
creciente.
John intentó disipar las
preocupaciones de Inés, asegurándole que su amor por ella era inquebrantable.
Pero las palabras, aunque dulces, no podían borrar el peso que se colaba entre
ellos. Inés sentía que Carla representaba algo más que una simple amistad, y
los días se llenaron de silencios incómodos y preguntas sin respuesta.
Por otro lado, Carla era
consciente de los límites que no debía cruzar. Pero en su corazón, aún guardaba
un afecto por John que no podía ignorar.
Las coincidencias los ponían en situaciones inesperadas: encuentros en la
oficina, proyectos compartidos y conversaciones que parecían siempre ir más
allá de lo profesional.
Inés, tratando de proteger
su relación, decidió enfrentar sus temores. Una noche, con voz temblorosa, pero firme, le preguntó a John: «¿Sigues amándome como antes? ¿O hay algo en tu
corazón que ya no me pertenece?»
John, atrapado entre la
culpa y la confusión, confesó que su relación con Carla había despertado
recuerdos y emociones que no esperaba. Sin embargo, insistió en que su amor por
Inés era genuino y profundo. La sinceridad de sus palabras era como una brisa
fresca en medio de una tormenta, pero no eliminaba el daño que había sido
causado.
La incertidumbre llevó a
Inés a tomar una decisión difícil. Decidió tomar distancia de John para reflexionar sobre lo que ambos
necesitaban. Durante su tiempo separados, John
enfrentó sus propios sentimientos, comprendiendo que su conexión con
Carla no podía eclipsar el amor que sentía por Inés.
Mientras tanto, Inés
encontró consuelo en su arte. Sus pinturas comenzaron a reflejar la intensidad
de sus emociones: el dolor de la traición, la esperanza del perdón y la fuerza
del amor verdadero. En cada pincelada, se daba cuenta de que su relación con
John era una obra en progreso, un lienzo
que aún tenía espacio para ser completado.
Un día, John apareció en el
estudio de Inés. Con una expresión llena de arrepentimiento y un ramo de flores
en mano, le confesó su decisión de cortar todo contacto con Carla y dedicarse
plenamente a reconstruir su relación. Su sinceridad fue el inicio de una
conversación profunda que reveló su compromiso de trabajar juntos para sanar
las heridas.
Aunque no fue fácil, ambos
comenzaron un nuevo capítulo en su historia. John e Inés aprendieron que el amor no siempre es
perfecto, pero es más fuerte cuando enfrenta y supera los desafíos. Juntos,
transformaron su dolor en una nueva oportunidad para construir algo que valía
la pena proteger.
Pasaron muchos años, y una
tarde, Lucila, de 28 años de edad, e hija de ambos, le contó a su madre acerca
de la infidelidad de su esposo. Inés, temerosa de las infidelidades de los
hombres y mujeres en el matrimonio, le dio su mejor concejo: "Hija, la
fidelidad es una virtud muy difícil de mantener en el matrimonio, y solo tú
puedes decidir qué hacer, conociendo las circunstancias de cuándo ocurrió. Si
amas a tu esposo y crees que él se siente verdaderamente arrepentido y te ama,
entonces no lo rechaces, ni lo apartes de ti, porque lograrás lo peor: Quedarte
sola y que él se refugie en los brazos de la amante. Si haces bien o mal, solo
el tiempo lo dirá".
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