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lunes, 2 de diciembre de 2019

POR SIEMPRE JAMÁS


POR SIEMPRE JAMÁS

por Michaelangelo Barnez

Desperté lentamente sobre mi cama, con el costado derecho de mi rostro aun hundido en la suave almohada, disfrutando del dulce sueño que había tenido hasta que mi conciencia fue empujándolo al olvido, de pronto reaccioné y desperté completamente.
“¿Soñé o fue real?” me dije e instintivamente moví la mano a mi costado y encontré el tibio cuerpo de Sarah, mi amada esposa. Entonces, de espaldas a ella, volví a cerrar los ojos plenos de felicidad para deleitarme con los recuerdos eróticos de la mágica noche. Realmente estaba conmocionado con la experiencia a pesar de haberla deseado todos los días y noches por más de dos años. Entonces, abrumado por la felicidad ya no pude dormir. Me levanté de la cama con mucho sigilo para no despertar a mi amada esposa con quien había compartido más 50 años de enamorados y, allí de pie, la miré que descansaba como un ángel. Visión que me provocó en lo más profundo de mi corazón el deseo de besar sus labios y no pude resistirme, y al hacerlo ella despertó. “¡Buenos días!” Nos dijimos mutuamente casi al unísono, y sonreímos, sus ojos relampaguearon y volvimos a besarnos, felices de volver a compartir nuestras vidas.

El despertador sonó a las 5 a.m. y desde ya hace un tiempo, desde que mi esposa se marchó, era la usual hora de despertar y empezar mi rutina matinal. Aunque hoy era un día especial: La Presentación literaria de mi 5ta novela. Por lo que sabía que iba a ser un día de mucho trajín ya que todos los preparativos que había hecho últimamente tenían que coincidir finalmente y de manera satisfactoria con este día. El local de la presentación, los libros, el menaje para el brindis y su arreglo correspondiente, estaban listos. Además, al mediodía tendría una conferencia de prensa y a las 4 p.m. una entrevista radial. Aun así, junto con mi agente literario, estaba nervioso. Creo que más que la primera vez, en que sin agente me ocupé personalmente de todo el trámite y los arreglos y no tuve el tiempo de ahora, de pensar más en lo que iba decir y en el cómo impactar a mis lectores e invitados. Así, salí de casa a las 7 a.m. con dirección a mi oficina para no regresar hasta culminar la presentación.
En mi auto y en camino a la entrevista, recibí una llamada.
“¡Aló!” dije en mi celular.
“¡Aló, soy María!” Me respondió una dulce voz e inmediatamente asocié el nombre, la voz y abruptamente el recuerdo que me habían provocado.
Sí, era María, la hermosa y obsesiva mujer que había sido mi amante por años, durante mi crisis existencial al cumplir 40 años de edad, hasta que llegó el fatídico día, como era de esperar, que mi esposa se enteró y mi matrimonio estuvo a punto de acabar, de no haber sido por la madures e inteligencia de ella de no lanzarme por despecho a los brazos de quien deseaba, pero no amaba. Sí, era María, quien después de treinta años me traía el traumático recuerdo de una traición conyugal.  
“¡Bueno, ya pasó mucho tiempo!” me dije y fui cortés al contestar. “¡Hola, María, que sorpresa!”
“¡Dany, mi amor, te estuve buscando por años, recorrí todo California y en los Estados a donde iba. Estuve a punto de rendirme, pero, felizmente, hace poco me enteré que estabas en Lima!” Dijo con su peculiar dulce y posesiva vehemencia, sin preámbulos ni preguntar por mi estado marital, que presumo no le importaba. Y añadió “¡Tenemos que hablar, mi amor!” como un ruego imperativo que me conmovió.
“¿María, estás en Lima?”
“¡Sí, mi amor, llegué anoche!”
“¡Wow!” dije para mis adentros, y recordé los tiempos en que ella a pesar de estar casada y tener una pequeña hija, era capaz de arrastrarse por el suelo y lamer mis zapatos si se lo pedía, aunque nunca lo hice, porque me bastaba poseer de ella esa misma disposición de entrega en la cama. Lo que, por otro lado, cuando traté de alejarme de ella después de haber gozado, ambos, sin límites, los placeres de los amantes, María casi enloqueció acosándome por teléfono o rondando mi lugar de labores y hasta mi propia casa. Por eso su vientre fue un dulce pero prohibido pantano por cinco años, cuyo fango sexual me había atrapado.
Hasta que mi esposa se enteró. Durante esos años de infidelidad nunca fui consciente del dolor que podía provocarle. Pero al verla allí, el día D, frente a mí, encarándome mi traición, mi deslealtad hacia el amor que ella me brindaba cada segundo de su vida para hacerme sentir feliz, de haberme apoyado en todos mis proyectos y sueños, de haber compartido el cuidando de nuestros hijos y ella a mí como uno más, y trabajando como la mejor obrera-empresaria del hogar y en su profesión, hizo que toda esa vanidad machista que yo tenía, de poseer una amante joven, hermosa e incondicional para la lujuria, se desvanezca como lo que era, una simple ilusión intrascendente. Jamás vi tanto dolor reflejado en el rostro de mi amada esposa al límite de creer que enloquecería. Yo podía percibir que ella no estaba molesta, no era ira o furia lo que ella sentía, sino un dolor inconmensurable de que su mayor tesoro la haya traicionado. Entonces lloré, lloré junto con ella con un profundo arrepentimiento y le juré que haría todo lo posible e imposible para recuperar su amor. En esos momentos tan difíciles no se habló para nada de “Dios y los pecados” o “por el bienestar de los hijos”, no, solo de ella, yo y nuestros profundos sentimientos verdaderos.
Pero a María no le importó ni no se dio por rendida. Ella volvió a la carga sin importarle las advertencias de mi esposa de denunciarla y encarar su infidelidad ante su marido. Pero ante su obsesiva insistencia yo accedí a verla una vez más.
Cita a la que no fui, sino que desaparecimos de California sin dejar rastros. Sí, mi esposa y yo volvíamos a ser cómplices conyugales y dejamos todo atrás por la salud de nuestro matrimonio. Hasta que…
“¡Estoy en Lima, mi amor, dispuesta a hacer realidad este amor que he guardo con mucho cuidado en mi corazón por treinta años!”
“¡Ok, María, que bien!” empecé diciéndole muy amablemente, sabiendo que ella no aceptaría un “¡NO!” como respuesta. Y añadí “¡Mi secretaria te va a decir el lugar y la hora, para vernos esta tarde!” Entonces le pasé mi celular a mi secretaria a la vez que le pedía con señas y frases entrecortadas que cancelara la entrevista radial. Así, con esa actitud, creía yo, le enviaba un mensaje que no le daba muchas esperanzas de nuestro encuentro.
Esa tarde en el restaurante en donde esperaba a María vi entrar a una radiante mujer. "Oh, que sorpresa" me dije en silencio al verla, porque era María, quien a pesar de sus ya cercanos 60 años de edad estaba más hermosa y lozana que nunca. Y cuando me vio sus ojos brillaron de alegría y su hermosura se realzó aún más con su sonrisa. No miento al decir que me halagó mucho verla venir hacia mí. Así, totalmente dispuesta a volver a entregarme todo de ella, sin reclamarme nada, sino la compañía amorosa de amantes que un día disfrutamos. Pero que nunca lo tomé en serio porque pensaba que todo era mentira, quizás por el pecado original de nuestra relación.
Estuvimos allí por espacio de dos horas, entre cafés y pastelitos, cuando yo había planeado ilusoriamente que solo estaríamos 15 minutos; que al final de cuentas serían los únicos minutos que yo hablaría porque María se apoderó del resto del tiempo.
María me contó todos los detalles de su espera y búsqueda. Y de que me amaba más que a su vida y estaba dispuesta a quedarse conmigo para siempre, que sus hijos ya habían dejado el hogar y que ella solo seguía con su marido por lastima, por lo tanto ahora ya no tenía ataduras. Fueron más de cien minutos en donde María repitió hasta el cansancio lo mismo de lo mismo, que me amaba y de que estaba inmensamente feliz de haberme encontrado y de sentir que yo la amaba. Repitió los recuerdos de nuestros encuentros sexuales en los moteles de California con lujos de detalles explícitos que ella anhelaba volver a vivir. Y su erótica letanía logró mover algo en mí, al fin y al cabo, como si me hubiera lavado el cerebro, consiguiendo mover los recuerdos más escabrosos de nuestra aventura sexual que yo también tenía escondido aun en algún lugar de mi cerebro. Y ella lo notó. Felizmente estábamos en un lugar público, de no ser así hubiéramos acabado en la cama.
Mi horario ya no daba para más. Entonces mi secretaria entró al restaurante y me dijo muy claramente que teníamos que irnos, que los presentadores tenían que coordinar sus intervenciones conmigo. Así terminó la cita con María que, al levantarnos de la mesa, sin rendirse añadió a mi oído “¡Te veo en la presentación, mi amor!” en el momento del formal beso de despedida que me dio en la mejilla.
La presentación me llenó de satisfacción porque los presentadores se lucieron con el tema, fueron agiles, breves y amenos, para el deleite de la audiencia, y cuando me tocó el turno de hacerlo la concurrencia ya estaba preparada para mis palabras. Y no era para menos, hablamos del trasfondo de la novela, de los fenómenos paranormales, los poderes de la mente, de la teoría cuántica y los universos paralelos; todo para sostener los hechos excepcionales de los argumentos de la novela y sus protagonistas.
Aunque no puedo dejar de mencionar que hubo un factor extra literario que contribuyó en algo a realzar el ambiente de la presentación y esta fue la presencia de María, que por su belleza, gracia y glamor no podía pasar desapercibida. Más aun y ante la mirada de todos, cuando no se despegó de mí desde que llegué, con la excepción del momento del inicio de la presentación formal en que los presentadores y yo teníamos que sentarnos alrededor de una mesa en el escenario o ir al pódium.
Luego, María fue la primera fan a la que tuve que firmar el ejemplar de la novela comprada, con el detalle que cuando lo hacía ella sin reparos recostó su busto sobre mi hombro y sentí su aliento muy cerca de mi rostro. Me pareció demasiado. Así, un tanto incomodado, levanté mi rostro y miré al fondo del auditorio y comprobé que mi esposa, Sarah, me observaba. En realidad lo había estado haciendo desde que llegué y que yo solo lo comprobaba por momentos. ¿Estaba molesta, celosa? No, al contrario, parecía divertirse con la escena de ver a María revolotear como una mariposa a mí alrededor.
La presentación llegó a su término y todos con besos, abrazos y promesas de vernos otra vez, nos marchamos.
Busqué a mi esposa con los ojos antes de subir a mi coche y no la vi por ningún lado, solo a María, que no se despegaba de mí.
“¡María, se acabó la noche, me voy a casa, no puedo llevarte!.. -Era lo obvio-… ¿Cómo voy a llevarte a mi casa si allí está mi esposa?” remarqué.
“¡Pero si ella ya se fue!” Replicó.
Entonces cortésmente añadí, “¡Voy a llamar un taxi!” y marqué en mi celular el símbolo de tal servicio. Y una vez que lo conseguí no me quedé a esperarlo “¡Ya viene por ti, te llevará a tu hotel, adiós María!” y subí a mi camioneta. Si pasaba unos minutos más con María corría el riego de ceder a sus suplicas de amor y sexo, y yo por el amor que sentía por mi esposa no estaba dispuesto a ese deleite. Y me marché.
Ya eran las 10 p.m. y como el lugar de la presentación había sido en una librería de Miraflores, enrumbé hacia la llamada Bajada de Miraflores que me conduciría a la autopista de la Costa Verde, con el solo propósito de gozar de la nocturna briza del mar y así despejar mi mente. 
Llegué al vecindario donde vivía cerca de la medianoche, manejando lento y con cuidado por las semis oscuras calles, hasta que ya muy cerca de la casa hice funcionar el control del portón de entrada. De pronto, desde detrás de unos altos arbustos del jardín exterior, vi la figura de María, que caminando resueltamente entró a los límites de mi casa.
Al ver eso yo me detuve, pensé unos segundos y luego accioné el control remoto del portón y lo cerré. Así, a la distancia vi a María parada sobre el césped, quien al ver que cerraba la puerta dio media vuelta y se dirigió a la entrada principal.
Mi casa estaba rodeado de un excelente sistema de seguridad, con láser, video y alarma, pero una vez traspasado ese límite, la casa quedaba a merced que quien estuviera dentro, por lo que María no tuvo ningún problema de entrar al lobby y desaparecer de mi vista.
“¿Y ahora qué hago?” me dije abrumado por la situación. “creo que si no entro, ella se marchará!”. Entonces, como un autómata manejé lentamente por las calles del vecindario, no sé cuánto tiempo, hasta que me vi nuevamente al frente de mi casa. Pero ahora ya resuelto a encarar la situación que se había generado hacía treinta años y que nunca se resolvió entre los tres.
Entré al lobby, pasé a la sala, a la cocina, que usualmente estaban con las luces encendidas y no encontré a nadie. Miré por la ventana al patio pero solo había oscuridad. Busqué en los dormitorios y tampoco hallé a nadie. Y mi mayor preocupación se desvaneció “¡Felizmente María se largó!” pensé, ahora no tenía nada que temer, “¡A no ser que mi esposa…!” y dejando de pensar me fui a darme una ducha tibia.
Oh, sorpresa. En pleno baño que me daba, cuando el agua disolvía las espumas de jabón que cubrían mi cuerpo, entró María totalmente desnuda, se mojó todo el cuerpo y se pegó al mío. Jabón, agua y el resto del mundo que me rodeaba desapareció de mi mente, porque María no perdió un segundo en abrumarme provocándome un exquisito placer con sus labios. Sí, ella sabía que yo no debía pensar de lo contrario se impondría la cordura… y tendría que irse. Y así jugamos como amantes por no sé cuantos minutos, repasando la lista de todo los pecados que habíamos compartido una vez, y de allí pasamos a la cama, pero ya con el libido a punto de estallar.
María, embriagada con el erotismo de sus hormonas, se arrodilló en el borde de la cama, separó sus rodillas, reposó el costado de su rostro en la misma y desplegó sus brazos como si fuera a volar y en medio de jadeos, que amenazaban con ahogarla, a las justas pudo hablar, y me pidió mientras cimbriaba sus caderas: “¡Envíame al cielo, mi amor!”
Yo estaba parado frente a ella, contemplando todo lo que María me ofrecía, embelesado con la visión y la dosis erótica que recorría por mis venas, listo para darle el ansiado empujón. Cuando de pronto, por el rabillo de mis ojos pude ver moverse las cortinas y volteé de inmediato.  Y vi a mi esposa, Sarah, cubierta con una larga bata blanca semitransparente de dormir, parada allí, haciéndome una señal con el dedo índice en los labios para que guardara silencio, mientras se acercaba sigilosamente.
Me miró a los ojos y sonriendo se puso en medio, entre María, que no se había percatado de nada, y yo. Y me besó dulcemente como no lo hacía hace ya varios años, luego se volteó y se arrodilló en el mismo lugar que estaba María, fundiéndose con ella en una sola persona. Y yo sentí en mi alma lo que debía hacer. Fui cuidadoso con mi ímpetu y lo esperado llegó como una explosión sideral.
Al día siguiente desperté lentamente sobre mi cama, con el costado derecho de mi rostro aun hundido en la suave almohada, disfrutando del dulce sueño que había tenido hasta que mi conciencia fue empujándolo al olvido, de pronto reaccioné y desperté completamente.
“¿Soñé o fue real?” me dije e instintivamente moví la mano a mi costado y encontré el tibio cuerpo de Sarah, mi amada esposa. Entonces, de espaldas a ella, volví a cerrar los ojos plenos de felicidad para deleitarme con los recuerdos eróticos de la mágica noche. Realmente estaba conmocionado con la experiencia a pesar de haberla deseado todos los días y noches por más de dos años. Entonces, abrumado por la felicidad ya no pude dormir. Me levanté de la cama con mucho sigilo para no despertar a mi amada esposa con quien había compartido más 50 años de enamorados y, allí de pie, la miré que descansaba como un ángel. Visión que me provocó en lo más profundo de mi corazón el deseo de besar sus labios y no pude resistirme, y al hacerlo ella despertó. “¡Buenos días!” Nos dijimos mutuamente casi al unísono, y sonreímos, sus ojos relampaguearon y volvimos a besarnos, felices de volver a compartir nuestras vidas.
“Buenos días, felicitaciones por su nueva pareja…!” me saludaban alegremente mis amigos y conocidos al vernos pasear.
“Pobre incrédulos!” le susurraba a los oídos de María, “Ellos nunca entenderían que realmente eres Sarah!” 

lunes, 30 de marzo de 2009

“TE VERÉ EN SUEÑOS”… UNA CONSPIRACIÓN LITERARIA.

Hace un tiempo la novela “Te Veré en Sueños” empezó, literalmente, a rodar como la copia simple mimeografiada del manuscrito original, de mano en mano, en un círculo muy reducido de mis familiares y amigos en el Sur de California. Quienes al leerla no comprendían el porqué no era acogida por alguna Editora importante, especialmente si estas dicen estar a la búsqueda de obras de interés general; aunque siempre creí que sus opiniones estaban parcializadas por el vínculo que teníamos. Sin embargo, estas copias, por iniciativa de ellos, se extendieron más allá de aquel pequeño círculo, mientras yo hacía esfuerzo de atraer alguna atención de los agentes literarios enviando cartas y resúmenes de la misma… Sin conseguirlo.
No obstante, luego de un tiempo, empecé a recibir numerosos emails de gente desconocida que habiendo leído el manuscrito me pedían una versión formal, es decir, el libro de la novela, y yo, además de agradecer su pedido, les confesaba avergonzado que aún no salía a la venta. De esa manera “Te Veré en Sueños” había cobrado vida propia. Hasta que por fin una remota editora de mi país de origen, “San Marcos”, en Lima-Perú, se animó a correr el riesgo de la publicación.
Fue así como la limitada primera edición de “Te Veré en Sueños” se esparció por el sur de California y la ciudad de Lima-Perú, e inclusive, rebasando las limitaciones de su distribución, llegó como las gotas de una lluvia de verano a algunos países hermanos de América Latina y España, hasta agotar su primera edición.
Les remarco, desde el día que el manuscrito salió de mis manos parece que ésta cobró vida propia y fue pasando de mano en mano como si fuera una versión clandestina, underground, y por el tema como una conspiración de amor y vida. Generando a la vez una hermosa y reciproca amistad Autor-Lectores.
De esa manera pude comprobar, más allá del círculo familiar y amical, que la novela era una hermosa y extraordinaria historia de lo que comúnmente creemos imposible… y así, libro y tema, se fue divulgando como una Conspiración Literaria a pesar de no tener ningún aviso o espacio comercial en ningún medio de la Prensa, Radio o Televisión.
Me parece que debo respetar el espíritu de la novela y la manera como los lectores la han ido difundiendo, y al haberse agotado la primera edición hoy podrá encontrarla en cualquier parte del mundo en las librerías virtuales de LULU.com, Amazon o Barnes&Noble… Aunque jamás verán un Anuncio publicitario de ella en la Televisión o aviso comercial en ningún periódico… Mantengámoslo así, con cariño, casi como algo secreto, rodándola de mano en mano, de boca en boca, de email a email… Como una Conspiración Literaria llamada: “Te Veré en Sueños”.
Gracias amigos.
"TE VERE EN SUEÑOS"

sábado, 27 de septiembre de 2008

“TE VERÉ EN SUEÑOS” EN AMAZON


Hace unos años cuando me inicié en esta hermosa carrera de escritor pensé que al terminar de escribir mi primera novela, “Te Veré en Sueños”, y presentarla al público en general, Sep. del 2003, sería asediado por los periodistas, la radio y la TV. También creí que al día siguiente vería la carátula del libro en todas las vitrinas de las principales librerías de mi ciudad natal, Lima-Perú, y donde resido, Long Beach-California; y que sería asediado por la multitud de mis lectores reclamándome que les autografíe la novela recién adquirida. Y también, que en poco tiempo sería un best seller llegando hasta a Amazon y de allí al alcance de todo el mundo.
Les confieso que no soy un niño, pero creo que a veces sueño de manera fantástica como si lo fuera, tal como acabo de contarles acerca de mis expectativas como escritor y el éxito de mi primera novela.
En realidad el debut fue humilde. Para ser sincero, les cuento que todo fue un relativo éxito progresivo ya que “nadie me conocía” más allá del entorno de amigos y familiares. Viví fuera de mi tierra natal más de 25 años y ahora estoy pagando mi desarraigo. Aun así logré vender 1,000 libros, hasta agotarse, en el plazo de un año, hecho que me halagó; sin contar los muchos que obsequié en mis conferencias literarias en los lugares mas inverosímiles, desde Universidades e Institutos de literatura hasta las Cárceles de Máxima seguridad de Presos Políticos y Comunes, o en las tan humildes escuelitas de las provincias andinas cuando viajaba por placer.
Nunca vendí ningún libro de manera personal, porque no quise, no me gustaba hacerlo, aunque no tiene nada de malo, sólo los obsequiaba agradecido por la bienvenida y atención prestada, a quienes más se interesaban en escucharme.
He recorrido un largo camino a paso lento, desde la presentación de la primera edición de “Te Veré en Sueños” 2003, creando mis blogs y subiendo cuentos de mi autoría. Hoy sé que soy más conocido en el mundo virtual de Internet que en la realidad concreta de mi vecindario.
Así recibí miles de email de visitantes ocasionales de mis Blogs, a quienes correspondí respondiendo a todos y cada uno, y a algunos hasta les envié un ejemplar por correo.
Hoy, luego del camino recorrido, tengo el placer de ver a “Te Veré en Sueños”, mi primer hijo literario, brillar en Amazon, al alcance de todo el mundo… y entre ellos, principalmente a ti.
Visítenme, den una mirada, escribiendo mi nombre o el de la novela en Amazon, o haciendo clic en: “Te Veré en Sueños” de LULU .Sé que les gustará.
Michaelangelo Barnez.

sábado, 20 de septiembre de 2008

“TE VERÉ EN SUEÑOS”


Durante mi vida siempre fui atraído por el misterioso mundo de los fenómenos y experiencias que no podían ser explicadas por la ciencia, y más aun, las que contravenían a las llamadas leyes de naturales.

En ese mismo lapso traté de salir del ámbito que cerraban mi conciencia las creencias mágico-religiosas para buscar las respuestas y explicarme las preguntas fundamentales de nuestra existencia ayudado por la ciencia.
Las incógnitas que tenía acerca de las leyes del Universo, la Vida, nuestra existencia y la asombrosa relación cerebro-conciencia siempre han estado revoloteando en mi mente, creando más preguntas de las que tenía en un principio cada vez que la ciencia aventuraba dar una respuesta.
Mi formación universitaria como Ingeniero siempre me alejó de las supersticiones y de respuestas extravagantes o exóticas con respecto a los llamados fenómenos sobrenaturales, y fue la parasicología la que de manera tenue amainó la inquietud de búsqueda.
Hoy sabemos que muchos de los fenómenos “sobrenaturales” o extra sensoriales tienen una explicación real basadas en las leyes naturales que conocemos o acabamos por descubrir, pero aun así quedan muchas sin explicación alguna como los llamados “milagros” y la existencia después de la muerte.
Hoy, en mi faceta de escritor, he querido volcar aquellas verdades que muchas veces nos negamos a creer por falta de explicación pero que son imposible de refutar como hechos verdaderos.
TE VERÉ EN SUEÑOS es la historia de las vicisitudes de Rose, una mujer con extraordinarios poderes extrasensoriales, quien presa de extrañas experiencias de sueños y ensueños, busca al hijo extraviado en el laberinto de la vida y la muerte. TE VERÉ EN SUEÑOS, es una historia de misterio, amor y aventura, pero por sobre todo: Esotérica.
Historia que transcurre desde las hermosas y soleadas playas del sur de California a las legendarias ruinas arqueológicas del imperio incaico en el Cuzco.
Narración hecha desde una óptica muy particular, aunque no extraña ni novedosa, confrontando el pensamiento esotérico con la lógica formal del mundo occidental; innovando la técnica narrativa cuando combina las normas que rige las de una novela propiamente dicha con las del guión cinematográfico, y en la que se percibe el arduo trabajo del autor por expresarse en forma clara y sencilla hasta lograr que TE VERÉ EN SUEÑOS sea una historia simple, capturando la atención del lector para que la historia sea leída, como corrientemente se dice, de una sola “sentada” o “tirón”.
Novela que busca compartir con los lectores, en forma amena, experiencias reales que muchas veces nos negamos a aceptar.
BÚSCALA EN WWW.LULU.COM O WWW.AMAZON.COM Y LÉELA… TE VERÉ EN SUEÑOS TE FASCINARÁ.

LOS VIAJES ASTRALES… ¿FICCIÓN O REALIDAD?

Autor... Michaelangelo Barnez Para empezar diré que los Viajes Astrales son experiencias extraordinarias en donde el espíritu, alma, ánima...