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domingo, 29 de septiembre de 2019

LA VIUDA NEGRA


De MICHAELANGELO BARNEZ 

Nota del autor: Queridas amigas y amigos, hoy les traigo un cuento, repito, un cuento y no algo que me sucedió, por más que lo narre en primera persona. Claro que resulta todo un halago hacerles creer en mis cuentos que realmente me sucedió o fui testigo de esas historia que, quiéralo o no, le sucedió a alguien en el mundo de una u otra manera. Allí va, pues…
Hace unos meses celebramos el 50 aniversario de la promoción de la escuela secundaria en donde estudié. Allí, lamentablemente, no pudieron estar todos los que egresamos; unos por estar muy lejos y ocupados, y otros porque habían hecho el consabido viaje sin retorno. Como sea, la celebración fue muy amena, llena de alegría y cariño fraternal por el reencuentro.
De allí, luego de la algarabía de la Cena y Baile en un centro de celebraciones de un hotel de cinco estrellas, nos retiramos prometiendo reunirnos más a menudo. Aunque mis más cercanos amigos y sus esposas no querían irse a casa inmediatamente. Así que los invité a ir a la mía… a seguirla!!!, como decíamos y hacíamos antes, pero ya no en el mismo sentido de una juerga de esos tiempos, sino a hacer lo que no habíamos podido hacer durante la fiesta, y esto era conversar, intercambiar tantas experiencias acumuladas todos estos años y contarlos sin ninguna presión o compromisos.
En el camino a mi casa la mayoría de mis amigos compraron bebidas y botanas, a pesar de que ya les había dicho que tenía de todo en casa. Así, cuando fueron llegando comencé a apilar botellas de Whisky, Vodka y Tequila en mi bar y las botanas nacionales en el frío bar; y ellos encontraron una variedad de fuentes de botanas al estilo de California, vinos peruanos y nuestro infaltable pisco, es decir yo estaba preparado… por algo soy viejo en estas lides.
Todos teníamos mucho que contar de nuestras vidas, ya sea como profesionales u hombres de familia… y así lo hicimos una vez bien instalados alrededor de una gran mesa, bebiendo y comiendo con mucha moderación, prestando atención a las palabras de quien hablaba.
Todos contaron acerca de cómo conocieron a sus parejas, de sus logros y éxitos en la vida, de los hijos y también de nietos que ya llegaban.
Así las horas pasaron volando y ya en la madrugada comenzamos a rememorar nuestras travesuras de adolescencia. Y de todas ellas, una merece ser contada.
Fue durante el llamado viaje de promoción que hicimos al Cuzco, vía Arequipa y Puno, en donde a uno de los compañeros, el más “vivo” de la clase, se le ocurrió debutar en el arte amatorio con una “obrera” del oficio más antiguo, lo cual no tiene nada de malo, y menos en un grupo de jóvenes adolescentes, pero sí, hacerlo a más de 4,000 mts de altura sobre el nivel del mar, en Puno; cuya consecuencia le costó a este costeño fue ser llevado al hospital, en emergencia, porque se ahogaba, lo que acarreó además perderse el resto del viaje.
Bien con este antecedente contado y por todos festejado, el susodicho se animó a contar lo que le sucedió años más tarde, cuando ya era un profesional y gerente de una gran empresa importadora.
Resulta que en el proceso de la firma de un acuerdo muy importante con otra empresa de Hong Kong, tuvo que viajar, con su asistente, a esa gran ciudad del lejano oriente.
Una vez allí, desde su llegada, fueron atendidos en todas sus necesidades de alojamiento y transporte, así como asesorados con guías y traductores hasta que firmaron el pretendido contrato.
Una vez terminado los asuntos de negocio tuvieron un día más para ir de compras y la consabida diversión, antes de regresar, así que esa noche ambos decidieron darse “la vida loca”. Así, con eso en mente, le preguntaron al guía, que los había acompañado desde el primer día, con toda confianza por un lugar donde conseguirlo, y este, ni corto ni perezoso y ducho en esas lides, no solo los iba a orientar con una información, sino que se incluyó en el paseo del placer.
Esa noche, no bien se ocultó el sol, empezaron a recorrer diversos lugares que ofrecían, con sus brillantes luces de neón, toda clase de pecados; desde las comidas y bebidas exóticas hasta el carnal en su variedad para mirar o “tocar”. Mi amigo, el mismo pájaro loco que se le ocurrió hacer el amor a 4,000 mts. en Puno, estaba eufórico por hacer lo mismo, pero ahora en Hong Kong, a nivel del mar… Y de este modo fue.
De nada valió los consejos de su asistente y del guía para que tome las cosas con calma y no bebiera tanto, y de que era preferible escoger solamente un sitio para todo lo que él quería, porque allí se lo ofrecían por unos buenos dólares. Pero el loco arrecho estaba eufórico y, ya bebido, incontrolable.
Los tres estaban en la barra del bar de un buen centro nocturno, bebiendo y charlando, a la espera de que las consabidas damas de compañía del night club se acercaran; mientras a sus espaldas unas bellas mujeres se esmeraba en su baile exótico en la pista y en el tubo, mientras que el guía y el asistente se enfrascaron en una conversación de cómo abordarlas cuando se acercaran.
De pronto se percataron que el pájaro loco había desaparecido del lado de ellos; lo buscaron en el baño, en los cuartos privados y por los alrededores del centro nocturno y no lo encontraron. Así, decidieron esperar unos minutos, en caso de que esté con alguna dama en los privados, a puertas cerradas… pero, nada, no apareció. El loco les había arruinado la noche. El guía comentó que si andaba bebido, perdido por las calles a estas horas… nada garantizaba su vida.
El guía, más para librarse de responsabilidades que otra cosa, le pidió al asistente que denunciara la desaparición de su jefe… Pero en la estación de policía le contestaron entre carcajadas que seguro estaba “viviendo la vida loca” y que ya aparecería, y como sea, ellos no podían hacer nada antes de las 48 horas de su supuesta desaparición.
El asistente y el guía no podían hacer más; y se despidieron una vez que el primero ya estaba en el lobby de su hotel, con el compromiso de contactarse al día siguiente.
El asistente durmió a piernas sueltas a pesar de no haberse embriagado por el susto, sino de la cantidad de alcohol consumido. Pero fue despertado casi al medio día por la ruidosa llegada de su jefe y amigo… el loco había aparecido apestando a alcohol y con todo el cuerpo pintarrajeado de colorete por los besos recibidos.
El loco entró como un zombi, sin percatarse de nada, y se fue directamente al baño a darse una ducha. Allí pasó casi media hora y al salir le dijo a su asistente: “Hey, compadre, no entres al baño por un buen rato, porque lo he dejado, uyuyuiiii…!!!” y fue a sentarse en la otra cama vacía.
“Hay carajo, como me duele el culo, seguro que anoche me caí sentado al suelo de lo borracho que estaba!” añadió el loco. Luego el asistente le comentó de la preocupación que habían tenido por su desaparición, pero el loco no dejaba de vanagloriarse de la aventura sexual que había tenido esa noche, o de lo que recordaba de ella, con una mujer extremadamente linda, de talla y cuerpo espectacular y voluptuosa como ninguna, que le había dado el placer jamás conocido antes a pesar de su experiencia como don Juan, con mujeres casadas y mayores que él. “Sí, la Viuda Negra, así se hace llamar la bendita, rompió los límites de mi experiencia amatoria… oh, que placer, dios mío!!!” decía el loco.
“Disculpe, jefe, debo llamar al guía, debe estar preocupado!” y sin esperar nada cogió el auricular y llamó.
“Sí, ya apareció mi jefe, no tienes por qué preocuparte!” le dijo al guía y este respondió algo siguiendo el diálogo.
“Sí, llegó bien, solo tiene un dolor en las nalgas porque cree que se cayó al suelo de lo borracho que estaba!” le siguió contado el asistente.
“Ah, sí, no para de darme los detalles de su noche loca y de hablar de la Viuda Negra, creo que es una famosa vedette ¿no?… Quééé?…” y el asistente fue interrumpido por el guía.
“Noooo, no puede ser!!!” el asistente casi gritó y luego lanzó una carcajada “Ja, ja, ja…!!! No, no puedo decírselo… dile tú!” y le alcanzó el auricular a su jefe.
El loco cogió el auricular con una mano, mientras con la otra se sobaba el culo. “¿Sí?” dijo y se quedó escuchando al guía, y luego de un largo minuto cayó desmayado sobre la cama.
El asistente volvió a coger el auricular caído y se despidió del guía. Luego mirando a su desmayado jefe, dijo: “Loco imbécil e ignorante, no sabías que la viuda negra es una araña que se come al macho luego de hacer el amor… ¡Anoche estuviste con un travesti, borracho estúpido!”

lunes, 9 de septiembre de 2019

UNIVERSOS PARALELOS

mujer madura

Me casé con una hermosa mujer morena y nuestro matrimonio perduró por unos largos 30 años, claro está que con los consabidos altos y bajos de toda relación. Pero últimamente, en los momentos de crisis, hemos llegado no solamente al límite de la tolerancia, sino que esta se había transformado en una asfixiante intolerancia, mutua y con la misma intensidad en ambos. Aunque, ya calmados, siempre llegábamos a la reconciliación… pasajera.
Hoy tuvimos una nueva discusión, en donde la expresión “nueva” es solo un decir, porque, en la larga fila del recuento de estas, creo que ese término ya no cabía más.
¿Cuál fue el motivo de la discusión? Vaya, solo fue hace unas horas y ni lo recuerdo, solo queda mi desagrado y rabia hacia ella. Pero Uds. pueden imaginarse cualquiera, la más insulsa, burda y vana que puedan pensar, y esa sería el suficiente motivo para encender la hoguera de injurias que logran hacer brotar el odio reprimido que sentimos ambos por cada uno de nosotros.
No hablaré acerca de ella, directamente, sino de mí, porque a pesar de la rabia que siento no pierdo la cordura de mi caballerosidad… en las formas.
Bueno, lo primero que quiero mencionar son algunos defectos, creo que graves, que he tenido por años, y que a estas alturas de mi vida no han cambiado. Sin embargo, nunca fui totalmente consciente de ellos hasta que ella me los enrostró, repetidas veces, como causa de la desgracia de su vida.
Fui y soy dominante… y en un principio a ella le gustaba. En casa se hacía lo que yo creía y decía, actuando siempre con la absoluta convicción de que era lo mejor para todos… y ella, aparentemente feliz, se sometía y hacía las cosas más simples en casa. Hoy mis hijos no tienen porque soportarme, porque se han ido por sus propios caminos. No obstante, ella sigue a mi lado, aunque con el consabido desagrado de no poder soportarme y hacerlo explicito en cada oportunidad que puede.
Fui y soy muy apasionado en el amor. Esto, como virtud, fue algo que a ella le encantó y lo disfrutó por años, a la vez que hizo tolerante todos mis defectos. Hasta que el tiempo me venció y la fuerza menguó, entonces el embrujo acabó, aunque no mi pasión por ella. Ahora sé la humillante verdad, de sus propios labios escupiéndome al rostro, cuando no puedo hacer el amor y me reprocha diciéndome: “nunca me saciaste!!!”.
Hoy ya no soy el adonis de antes, y en mi cuerpo mis músculos han sido reemplazados o cubiertos por la grasa. Al extremo que, en donde había un sexy escultural abdomen, tallado en músculos, ahora sobresale una prominente panza. Y en mi rostro, tanto sonreír a la vida como el fiel reflejo de la alegría de mi espíritu, ahora hay surcos profundizados por el desprecio sentido que llego a percibir de ella hacia mi persona, provocando, peor aún, horribles ojeras y rictus como reflejo de mi amargura.
Mis cabellos, si no han encanecido, se han ido con el viento, el champú y el agua o el acondicionador y el peine… y ni qué decir de mis dientes, que a decir verdad hacen honor a un conocido refrán, porque se han ido con mis parientes… al más allá.
Hoy, temprano en la mañana, al levantarme de la cama, me miré al espejo y comprobé que soy el espanto que ella dice que soy.
Peor aún, ahora dice que huelo, que soy descuidado y sucio debido a las manchas de comida en el pecho de mi camisa… y del baño ni qué decir.
Por eso, viviendo en la misma casa, dormimos en dormitorios separados, con baños separados y todo… lo que ha evitado las reconciliaciones, ¿?.  
Mis hijos ya se han ido de casa para vivir en las suyas. Ahora, en esta tremenda mansión, sólo quedamos dos seres que ya no se soportan y dos criadas fantasmas que penan por la casa cocinando y limpiando.
Esta noche, mientras ella dormía,  entré a su dormitorio y me metí entre las sabanas con mucho cuidado en no rozar su cuerpo para no despertarla y así, indudablemente, encolerizarla, aunque yo sospechaba que estaba despierta.
Allí, recostados en la misma cama, dándonos la espalda y a un aparente kilometro de distancia, nuestra respiración sonaba profunda y calmada. Y en medio de mis pensamientos tomé la resolución de irme… para siempre… de esta vida.
Al día siguiente, mi esposa, al despertar, comprobó que el inerte cuerpo que yacía a su lado era el de un muerto, y lanzó un alarido de dolor diciendo mi nombre, llamándome como una loca desenfrenada; lo que me conmovió profundamente, mientras que yo, como una nube, la observaba desde un rincón del dormitorio. Fue tanto la expresión de dolor y llanto que ella dejó salir del fondo de su corazón, que estuve a punto de regresar para consolarla… pero ya no era posible… y me marché, definitivamente, caminando por un oscuro túnel en donde se podía apreciar una salida luminosa al final de esta.
De pronto, en mi estado de adormecimiento, sentí el suave rozamiento de alguien que se enroscaba a mi cuerpo… y desperté en mi cama cubierto por la rubicunda cabellera de mi mujer. Había dormido tan profundamente que solo atiné a desprenderme lo más suavemente de ella para ir al baño. Allí, me miré al espejo, primero un lado de mi rostro y luego el otro, abrí mi boca y miré mis dientes, luego me dije a mí mismo: “Aún estoy lozano… pero ya llegará la vejez” y alcé mis hombros como un ademán despreocupado y sonreí del sueño que recordaba tenuemente.
De regreso a la cama, me escurrí suavemente entre las piernas de mi amada y me hundí en su blonda entraña. Así, ambos tuvimos un esplendoroso despertar, mucho mejor que el de ayer, aunque, quién sabe, no tanto como el de mañana.
Rubia
Rubia
PS: “Universos paralelos es el nombre de una hipótesis física, en la que entran en juego la existencia de varios universos o realidades relativamente independientes. El desarrollo de la física cuántica, y la búsqueda de una teoría unificada (teoría cuántica de la gravedad), conjuntamente con el desarrollo de la teoría de cuerdas, han hecho entrever la posibilidad de la existencia de múltiples dimensiones y universos paralelos conformando un multiverso”… Wikipedia

viernes, 28 de junio de 2019

LA VERDAD Y LA MENTIRA



Anónimo.
Cuenta una leyenda que un día la verdad radiantemente vestida y la mentira con inmunda ropa se cruzaron:
– Buenos días- dijo la mentira.
– Buenos días- contestó la verdad solo como un saludo porque no lo era.
– Hermoso día- insistió la mentira.
Y la verdad, miró al cielo y oteó el horizonte para ver si era verdad… Y sí, en cierta manera lo era.
– Hermoso día- contestó entonces la verdad.
– Aún más hermoso está hoy el lago- dijo la mentira.
Y la verdad, miró y requeté miró al lago para convencerse de que era verdad… Y sí, lo era.
– Cierto, está más bonito- dijo entonces la verdad.
Y la mentira, corriendo hacia el agua, dijo:
– ¡Vayamos al agua a nadar! ¡El agua está muy tibia!
La verdad se acercó con prudencia al agua, la tocó con la yema de los dedos, sintió que sí, el agua estaba muy agradable, y decidió creer a la mentira y seguirla.
Ambas se quitaron la ropa y se lanzaron al agua. La verdad y la mentira estuvieron nadando un buen rato, muy a gusto, hasta que la mentira salió y se puso la ropa de la verdad. La verdad, incapaz de ponerse la asquerosa ropa de la mentira, comenzó a caminar desnuda por las calles y todos se escandalizaron al verla.
Así es cómo, desde entonces, la mayoría de personas prefieren ver la mentira disfrazada de verdad que la verdad al desnudo.

sábado, 18 de mayo de 2019

UNA SEGUNDA OPORTUNIDAD


Mi alegría fue creciendo al límite del paroxismo cuando vi aparecer, en la pantalla de mi televisor, uno a uno los números ganadores del Super Lotto de la lotería de California del ticket que tenía en la mano. La sala de mi casa se volvió un loquerío por los gritos y abrazos de mi familia. Sí, allí estábamos mi esposa, mis tres hijas y yo… ah, y mi perro también, el que no dejaba de correr y saltar por los sofás. No exagero si digo que faltó poco para que, por la emoción y el forcejeo de los abrazos que nos dimos, rompiéramos el bendito ticket ganador. Realmente estábamos fuera de sí, o al menos yo, porque por un poco pierdo el conocimiento ya que no podía respirar bien. Felizmente me recuperé y no alarmé a nadie, aunque cuando nos retiramos a descansar no pude dormir hasta muy entrada la madrugada.
Al día siguiente, tan pronto desperté, mi esposa me esperaba con el suculento Brunch dominical (comida muy tarde para ser un Desayuno y muy temprano para ser un Almuerzo). Antes de sentarme en la mesa para dar curso a lo que mi esposa pondría delante de mí, quise librarme de la preocupación que me perseguía desde que puse un pie fuera de la cama, y este era el confirmar los números ganadores de la lotería, así que abrí la puerta principal de la casa, recogí el diario y de vuelta a la mesa del comedor busqué la noticia y la encontré. Aun así no estuve conforme y busqué nuevamente, ahora en internet. Sí, no había dudas, habíamos ganado el premio mayor de la lotería de California… Entonces dije por primera vez:
“TENEMOS UNOS JODIDOS CIENTO VEINTE MILLONES DE DÓLARES EN EL BOLSILLO, MALDITA SEA!!!”
Y por primera vez mi esposa no se enojó por haber maldecido en casa y, peor aún, en la mesa. Solo atinó a decirme con tranquilidad:
“No nos van a dar esa suma, cariño. ¡No olvides que el tío Sam es el primero en cobrar!”
“Oh sí. Creo que los gobiernos Federal y del Estado se llevarán un poco más de treinta millones juntos… aún así, noventa millones es mucho dinero!”, dije.
“Tampoco nos lo darán todo de una sola vez, cariño, sino en veinte años, creo…” replicó mi esposa, mientras me acercaba las calentitas tortillas de maíz  para empezar a comer el mexicoamericano Brunch que había preparado.
“Sí, sí, tienes razón… Serán unos cuarenta los que depositarán a nuestra cuenta. De todos modos, mañana ni nunca más vuelvo a trabajar.” Dije tomando una bocanada de aire porque volví a sentir la sofocante emoción de haber ganado el premio.
Lo que nos sucedió ese año fue abrumador. Compramos casas… en la playa de Malibú y en la montaña del Big Bear, en California, a orillas del lago. Compramos TV digitales con pantallas gigantes con su respectivo sistema de audio estéreo, y otras de tamaño normales para cada cuarto. Compramos refrigeradoras, congeladoras, lavadoras, secadoras, aire acondicionado y ya no sé que más, porque nos llenamos de cosas que no necesitábamos pero salían en los anuncios por la TV, que fueron almacenados sin uso en el garaje; aunque los viejos artefactos que teníamos antes se quedaron arrumados en la casa vieja. Compramos autos, vans, camionetas 4x4, un yate y un inmenso camper… Sí, el verbo “Comprar” era el que más se conjugaba por todos en casa, sin la preocupación del mañana o de una posible escasez. No. ¿Por qué preocuparse, si teníamos cuarenta millones inacabables? Y si se agotaban tendríamos dos más a fin de año, al siguiente y al otro… y así, por veinte años más.
La familia entera hicimos una lista de familiares y amigos cercanos, que llegó a la cantidad de mil integrantes, con mucho esfuerzo, a los que les enviamos mil dólares a cada uno, sí, un millón de dólares en total. Y otro tanto a las instituciones de niños con cáncer y a los abandonados… Luego nos largamos sin fecha de regreso a recorrer América en nuestro Camper, como un escape de un lugar que ya nos asfixiaba por la cantidad de gente que, sin conocernos, hacía una fila y tocaba nuestra puerta, pidiendo dinero o queriendo vendernos algo.
Así, partimos con dirección al Gran Cañón del Colorado y otros tantos lugares de los cientos que ya habíamos seleccionado en nuestra Guía-Mapa.
Pero, al único lugar que no habíamos planeado ir, en nuestra euforia… era a un profundo barranco, al que caímos por haberme quedado dormido mientras manejaba en la penumbra de la noche.
Aunque malherido fui el único que sobrevivió a la fatal caída, para mi mala suerte, porque tuve que ver y constatar que mi esposa y mis hijas estaban muertas… y el dolor que embargó mi alma fue mayor que el de mis heridas. En esos momentos sentí que iba a enloquecer, porque no me resignaba a tal perdida, y maldije mi suerte. Entonces, así tal como un día pedí que mi vida cambiara, pedí ahora:
“Por favor, dame una segunda oportunidad, por favor”.
Entonces desperté abruptamente. Allí, tendido en mi cama, a lado de mi esposa, quien dormía profundamente porque aún no amanecía. Me levanté presuroso y miré por la ventana. Allí estaba mi auto y la camioneta pick-up de trabajo, parqueados frente al porche de la casa. Sí, mi linda casa viejita. Entonces salí de mi dormitorio y caminé por el hall para ir al de los de mis hijas. Ellas estaban allí, dormidas plácidamente. Luego fui al comedor y, por la puerta pequeña de la puerta grande que daba al jardín, apareció mi perro, más feliz que nunca, moviendo la cola y gimiendo por vernos de regreso. 

sábado, 20 de abril de 2019

POBRE HOMBRE


By Michaelangelo Barnez
George era un tipo… Mmm, digamos… que muy particular. ¿Por qué? ¿Acaso era extremadamente simpático o feo? No, no, al contrario, él tenía otro tipo de detalle que lo definía así, eso, muy particular, por decirlo de una manera, para la mayoría de gente. Pero, ¿cuál era esa particularidad?
Él era el típico tipo adinerado que creía que no existía nadie en el mundo a quien su dignidad no podía comprar o pisotear. Decía además, en medio de sus amigotes, mientras bebía cerveza chorreando por las comisuras de sus labios, que el honor y la honestidad de cualquiera tenía un precio, sea este un hombre o una mujer. Comía con las manos y se relamía los dedos, no por el placer de comer, sino para demostrar con una descarada arrogancia que podía hacer lo que le venía en gana en cualquier lugar. Sí, como una muestra del poder que tenía. Despreciaba a los mendigos de las calles y presos en las cárceles, a quienes, según él, deberían ser eliminados de la sociedad. Y a los pobres los soportaba a regañadientes, como un mal necesario, ya que en sus dogmas de fe, patrió-religiosa, sostenían que fueron creados por dios para que lo sirvan a él y a sus amigotes empresarios. Ah, y por supuesto, era un fervoroso devoto religioso, quien únicamente en la misa dominical, a la que asistía con toda la familia, mostraba santa pasividad y generosidad en su limosna… Esa era su particularidad.
Por supuesto que nadie nace así, sino que se hace bajo la vigilante e impositiva tutela del padre, aplaudida por el entorno amical y, lamentablemente, secundada por una sumisa madre; quien aplastada por la bestia que la violó, preñó y llevó al altar; sin alternativas, aceptó el ultraje, para beneplácito de la intachable alcurnia social del padre; este era el mejor ejemplo para el “niño” George del papel que debía tener toda mujer en el matrimonio y la sociedad.
Su padre estaba orgullosísimo de tener un hijo como George, porque creía que él no solo conduciría sus empresas, sino que además los destinos de la nación. Para eso lo educó en los más sublimes, pero fanáticos y trastornados dogmas de Patria, Iglesia, Familia y Libertad, y en la absoluta convicción de que la fuerza de la severa ley era igual para todos, pero como toda regla tiene su exclusión, menos para él y sus amigos.
Su madre estaba preocupada por el futuro de George, pero poco podía hacer. En cambio su padre sí, “El ejército le hará bien”, creía con toda convicción; y antes de llegar a la universidad fue obligado a estudiar en una escuela militar ¿Para formar su carácter? No. Si no para terminar de moldear su conducta Cívico Militar, además de sus grotescos modales. Y a pesar de que no lo lograron, lo premiaron con todos los honores como el más destacado que alguna vez tuvieron en dicha escuela.
Una vez en la universidad, George amplió su círculo de amistades limitada a solo los “niños” de su clase social. Un sector de ellos lo convirtió en el líder indiscutible para la defensa de los principios ortodoxos de la moral y la familia. Aunque otros, ricos también, se alejaron de él porque lo veían como un matón fascista no acorde con los tiempos de renovación liberal. No obstante, estos no tenían reparos para aliarse con él y su grupo de matones cuando había que enfrentar a la gran mayoría de estudiantes progresistas, humildes o provenientes de familias ricas, que según el “niño George” eran simplemente: Agentes o mercenarios Comunistas infiltrados en la universidad, a quienes insultaba como rojetes, caviares o terrucos. ¿Participaba en debates políticos de estudiantes? A veces. Los que siempre terminaban cuando su banda de matones, “Orden, Disciplina y Estudios”, irrumpía a golpes para rescatarlo del apaleamiento de ideas que siempre sufría. Nunca pudo tener la satisfacción de “ganar” en las polémicas universitarias, pero sí de apalear a sus opositores. De la misma manera, nunca entendió porqué sus mentores: Franco, Pinochet, Fujimori y el Opus Dei, eran tan repudiados por la mayoría; entonces, se satisfacía culpando a la incomprensión de los otros, de su propia limitación mental. Sí, George era el típico Fascista adinerado.
Estudió leyes y descubrió que no había que cambiar la Constitución ni las normas vigentes de su país para construir el tan deseado Estado disciplinado que su padre le enseñó. Bastaba con hacerla cumplir, a sangre y fuego, para que la tan mentada paz social con desarrollo llegara.
¿Y… George era feo? No, él era alto, fornido y de sonrisa fácil, el prototipo del apuesto varón. Muchas mujeres que por más rigurosa que fuera su ideal de hombre, lamentablemente, se sentiría atraída por él… a la condición de que no hablara, ni lo conociera en la intimidad… Si no… era un desastre.
Hasta que llegó una candidata que no tuvo reparos en acostarse con él sin cobrarle, aparentemente, y la boda-pacto-familiar de la más rancia alcurnia de la sociedad se realizó; boda bendita por su mejor amigo y consejero: el Arzobispo de la ciudad.
Ya suelto en la sociedad, como toro en ruedo, envistió a todos. “¿Derechos de la mujer?”, se preguntaba con voz de payaso en reuniones intimas. “Mi Pinga!!!” respondía con soberbia para el deleite de sus amigotes.
“¿Y los Derechos Humanos?” le preguntó una vez la prensa, cuando intervino por primera vez en política.
“Son puras cojudeces!!!” respondió aullando y haciendo gestos del hombre lobo.
“¿Y qué opina del aborto?” le preguntó una reportera.
“Es un crimen. Madre que mata un hijo, debe morir!!!” le respondió mirándola amenazadoramente.
“¿Así fuese producto de una violación?” le repreguntó sin intimidarse.
“Para eso está el matrimonio… hija!!!” dijo mordiendo la última palabra.
A lo que un reportero le preguntó: “Y qué opina de la Pena de Muerte”.
Y George, muy serio, respondió como diciendo un axioma “Es la solución para librarnos de tantos indeseables en esta nación, además es muy económico… Muerto el perro muerta la rabia ¿No?”
Al día siguiente, después de que su partido: “Dios, Patria y Libertad” le prohibiera dar conferencias de prensa, George se preguntó mentalmente: “¿Liberta de prensa?”. Y se respondió despectivamente: “Mi culo!!!”
Su esposa le dio dos hijos. Según él, el varoncito, Georguito júnior, fue una bendición, y la mujercita, María, una desgracia. Hasta allí aguantó su mujer el desprecio, los engaños y las palizas. El divorcio fue un escándalo judicial, en donde su ahora ex-esposa solo pudo lograr obtener una magra compensación por los gasto de los alimentos de su pequeña hija, María, con quien se fue de casa. Sin embargo, la pequeña María tuvo que regresar cada mes por el óbolo hasta que un día…
“Papá, Hoy cumplo 21 años”, le dijo su hija María, alegre y respetuosa como siempre, cuando fue a recoger su último cheque de la pensión por alimentos.
“Hija, quiero que le entregues este cheque a tu madre y le digas… -Y parándose le grito en la cara-… Que este es el último maldito puto cheque que va recibir de mí en lo que resta de su perra vida!... –y luego, calmado como si no hubiese sucedido nada, se acicaló los bigotes y añadió- …Ah, pero quiero que regreses mañana y me cuentes la cara que pone… Te daré una propina”.
María, aunque ofendida por las palabras de su padre no dijo nada y fue a entregar el cheque a su madre, con el consuelo de que solo lo vería una vez más.
George se regocijaba imaginando el efecto de sus palabras en su mujer y esperó ansioso la respuesta.
Al día siguiente, cuando María regresó donde George entró sonriente, feliz.
“¿Y qué te dijo tu madre?” le preguntó George directamente, sin saludar, casi como un insulto.
Y María con inmensa alegría le contestó:
“¡Me dijo que justamente estaba esperando este día para decirte que realmente no eres mi papá… bye, bye!”.
Y María se fue cantando.
A George le dolió en el alma la burla de madre e hija; entonces recordó que hacía aproximadamente 22 años sucedió algo…
George siempre molestaba a su mujer con bromas machistas sin ningún reparo de quien las pueda oír. Un día fue al aeropuerto a despedir a su esposa que viajaba a París de compras, para compensarla de la paliza que le había dado hacía una semana. Una vez pasado el chequeo del pasaporte y boleto de vuelo de María, frente a todo el mundo y desde lejos, George le deseó buen viaje y en tono burlón le gritó: “Amor, no te olvides de traerme una hermosa francesita Ja, ja, ja”. Ella bajó la cabeza por la humillación pública y se embarcó muy molesta. Su mujer pasó quince días en Francia, y al regreso, George otra vez fue al aeropuerto, ahora a recibirla. Al verla llegar, lo primero que le gritó a toda voz fue: “Y amor ¿me trajiste mi francesita?”
“Hice todo lo posible, mi amor… -le contestó ella mostrando alegría y agitando la mano, luego entre dientes murmuró-… ahora sólo tenemos que rezar para que nazca niña”… Y así nació María.
George, como abogado, tuvo que ver el último problema de violación-asesinato en que su padre se vio comprometido. Así, tuvo que oír la declaración de una pobre mujer campesina, que trabajaba en su hacienda, explicando lo que sucedió:
“¿Julia, por qué mataste al Papá George?”, le preguntó el juez.
 “Is qui como qui lo maté y no lo maté, tábanos jugando, pues” dijo Julia en llantos.
“A ver Julia, tienes que explícame eso”, le exigió el juez e hizo una señal al secretario para que tome nota de la declaración.
“Is qui istaba lavando los calzonis di mi maredo y is qui llega il viejo yurch, agarra la cubeta dil agua y mi la avienta y mi dece: 'Cómo qui ti llovizna, chola cojuda'. Intoncis qui yo mi enojo y agarro ditirjente y se lo aviento en la cara y li dego: ‘como qui ti neva, grengo!'. Intoncis, il agarra un puñu di piedras y mi dice: 'como qui ti graniza, sirrana de mierda!'. Y intoncis yo qui mi inojo más, agarru piedras y li dego: 'como qui ti graniza tambén!'. Pero dispues il mi agarrú mi calzún y mi la bajú y qui me dece: 'como qui ti la meto!'. Y me atacú, intoncis yo ben molista agarru cochello i li dego: ¡¡¡ZASSSSSS!!!... COMO QUI TI LA METO TAMBEN MALDETO CABRÚN!!!!”
Y todo lo que pudo logar George hijo, como abogado, fue quitarle la misera chosa donde vivia, que la condenen a cadena perpetua a la pobre campesina, enterrar a su padre y apoderarse de toda la herencia sin considerar a su hermana, porque como toda mujer perdería su apellido.
George después del divorcio volvió a casarse, es un decir, esta vez con una mujer muy joven y bella, casi adolescente, y muy pobre, y además trajo a vivir con ellos a la madre y hermana de su esposa. Luego de unos años de máxima felicidad para George, un día, después del almuerzo, se sintió muy mal…
George, en su lecho de muerte, llamó a su mujer y con voz ronca y ya débil, le dijo:
“Muy bien, llegó mi hora, pero antes quiero hacerte una confesión”.
“No, no, tranquilo, tú no debes hacer ningún esfuerzo” Le dijo su joven esposa.
“Pero mujer, es preciso… -insistió George-… Es preciso que muera en paz. Te quiero confesar algo.”
“Está bien, está bien. ¡Habla!” 
“Te confieso que he tenido relaciones con tu hermana, tu mamá y tu mejor amiga.” Dijo George, pronto a morir.
“Lo sé, lo sé George… ¡¡¡Por eso te envenené, MALDITO!!!.”
Y así acabó George. Pobre hombre, aparte de su madre nadie lo amó. Gran mujer.
A su sequito fueron los más connotados hombres de la sociedad, en política y economía. Allí estuvo toda la radio, prensa y televisión, de ellos, por supuesto. George fue enterrado con todo los honores cívicos, como defensor de las libertades y derechos humanos, principalmente, los de la mujer… A decir de su mejor amigo en la homilía final: el Arzobispo de la ciudad.  
Después crecieron mujeres más libres que criaron mejores hijos, y así mejores hombres.

lunes, 15 de abril de 2019

BREVE HISTORIA DE UN AMANTE CÍNICO…



“Por fin encontré a mi pareja ideal. Ella salía de un desengaño y yo de un engaño. Yo solo quería sanar, aunque ella buscaba la felicidad. Así, de mutuo y tácito acuerdo decidimos vivir juntos, y yo me dediqué a recordarle todos los días que ella era solamente mi pareja. En las noches disfrutábamos haciendo el amor, aunque ella en un solo sentido. Pero era tan tierna y no sabía lo que era engañar, que a veces la complacía y hacíamos sexo a plenitud.
Esta es mi historia de amor…
Firmado: Yo, El Amante Cínico
Esta podría ser una historia de amor… pero no lo es. Usar el diccionario del personaje:
Diccionario: Real significado de las palabras del Amante Cínico. 
Pareja: Muñeca de carne y hueso, que aguanta todo, desde golpes hasta embarazos, que mientras más la jodan, rara vez en el sentido de hacer sexo, jamás abandonará la búsqueda de la felicidad con su torturador.
Desengaño: Cuando el ser amado se va con otro. En realidad, significa salir del engaño.
Engaño: Creerse correspondido.
Sanar: Encontrar a alguien que realmente me quiera… para engañar.
Felicidad: Vivir en el engaño.
Acuerdo: Solo lo que yo diga.
Vivir: Tiempo que dedico para joder a mi pareja.
Joder: Todos los sentidos de la palabra, solo a veces el sexual.
Engañar: Breve lapso de tiempo de mi felicidad.
Fidelidad: Lealtad a pesar de mis engaños.
Lealtad: Capacidad de aguante.
Amor: Sinónimo de sexo.
Sexo: Búsqueda de mi propia satisfacción.
Cinismo: Orgullo de mi identidad.
Valores: No existe en mi diccionario.

martes, 26 de febrero de 2019

DERRAME CEREBRAL

porsche

John era un hombre relativamente joven, de 58 años, de excelente estado físico debido a que era deportista y mantenía una actitud jovial y despreocupada, quizás por ser un exitoso empresario en el campo del Arte y Espectáculo.
Pero la imagen que reflejaba en su círculo amical y mundano, de hombre feliz y exitoso, no correspondía con la de su vida amatoria. Hacía ya varios años que había terminado muy discretamente su vida conyugal con su esposa, Brigitte, aunque vivían juntos en la misma residencia. Los hijos ya habían dejado el seno familiar y se habían alejado de sus padres debido a la agria relación que estos mantenían últimamente, además de ser absorbidos por las que ellos mismos desarrollaban en sus nuevas familias y el magnífico ambiente de cordialidad del de los de sus parejas.
No es muy difícil adivinar que para una pareja en crisis, como la de ellos, tanto John y Brigitte, mantenían respectivas relaciones extramaritales, aunque eran muy discretos. Pero, ¿Por qué no se habían divorciado? Aparentemente hubiera sido una solución a la doble vida que llevaban ambos.
“Mira, John, las acciones de la compañía las has obtenido debido al matrimonio con Brigitte. Su padre te admiraba, pero era muy precavido y antes de morir puso como condición, en su testamento, que serías el presidente del directorio, como accionista mayoritario, mientras perdurase el matrimonio y si, como afirmas, ella sabe de tu otra relación y lo tolera, entonces sigue así, es lo que más te conviene”.  Le dijo muy claramente su abogado al ser consultado acerca de la posibilidad de un divorcio.
“Brigitte, no solo soy tu abogada sino también tu mejor amiga y te advierto que un divorcio sería la peor opción de tu vida. El lío que se armaría en el proceso de división de bienes los arruinaría económicamente a ambos, y estoy segura de que tu marido lo sabe. Lo que si te recomiendo es que te vayas de viaje por el mundo y disfrutes de la vida con tu amante.” Le aconsejó la abogada, amiga y confidente ante la inquietud de Brigitte.
Pero ya había pasado más de un año, desde la coincidente consulta legal, y aún seguían conviviendo en el mismo lugar. Inclusive, habían hecho un intento de reconciliación en la noche del aniversario de bodas, pero resultó un fiasco total para ambos. Hasta que una noche, Brigitte no soportó más y quiso solucionar el problema de manera radical… y espero a su marido en el lobby de la casa…con una calibre 38 en mano.
Esa noche John estacionó su Porsche deportivo de color amarillo al frente de su mansión, donde solo él podía hacerlo, entre la fuente de agua y los escalones de la casa. Al entrar a ella encontró a Brigitte parada en medio del lobby, vestida de negro y sosteniendo un arma en la mano, al lado de su muslo, sin apuntarle, aunque sin intenciones de ocultarlo. A John le subió una fuerte corriente de calor hacia la cabeza, a la vez que se figuraba lo que iba a ocurrir, porque a él mismo se le había ocurrido la misma idea hacía un tiempo atrás, aunque la había desechado como algo totalmente descabellado.
John vio como Brigitte levantó el arma y esta se detuvo apuntándole a la cara, y quedó paralizado a escasos dos metros de distancia. Pudo ver el negro agujero de la 38 y detrás el duro rostro de su mujer. Estuvo a punto de implorar calma, pero el destello de una potente luz lo encegueció y cayó pesadamente al suelo.
Cuando llegó la policía y la ambulancia encontraron a John en un charco de sangre en medio del lobby. Brigitte, ya sin el arma y cubierta de una bata de dormir, lloraba desconsoladamente mientras respondía las preguntas de estos.
A John lo llevaron de emergencia al hospital y los doctores diagnosticaron que él había sufrido un derrame cerebral, aunque su caída al suelo con la consecuente hemorragia lo había liberado de la fatal presión craneana que ocasionaría tal derrame, y así, salvado su vida… pero eso no lo libraba de las fatales consecuencias que le acarrearía.
Brigitte, aunque triste y asustada por los acontecimientos, se sentía liberada de toda culpa por no haber llegado a disparar. Tristeza y susto que duró muy poco, ya que a los quince días John regresó a casa aún convaleciente y con un largo proceso, prescrito por los doctores, de una terapia para su recuperación. Si en un principio se sintió culpable del estado de John, este sentimiento se transformó en compasión, pero, semanas más tarde, en fastidio e intolerancia ante el “imbécil” que tenía delante, que babeada constantemente, arrastraba los pies y, por si esto no fuera suficiente, se cagaba y orinaba en los pantalones.  Claro está que Brigitte no atendió a su esposo en ningún momento. Simplemente contrató a una enfermera para que se encargara de todo y luego se lo llevó a Miami para internarlo en una clínica de rehabilitación y desentenderse totalmente del problema, humanitariamente, dinero había y de sobra. Luego se fue a pasear por el mundo con su adorado y juvenil amante, no sin antes dejar expresas ordenes al vicepresidente del directorio de la empresa que todo continuaba igual que antes.
“Amor mío, han sido los dos meses más terribles de mi vida. No sabes que ya se me habían acabado las babas, mierdas y orines fingiendo que no me recuperaba, pero al fin estoy libre. La muy estúpida de Brigitte ni siquiera se percató que las cámaras de vigilancia habían grabado todo lo sucedido esa noche en el lobby, y si no disparó, por lo menos hubo un intento de asesinato, y ya tengo el vídeo a buen recaudo. Regresaré a casa y viviremos allí y si la bruja reclama algo más de lo que le voy a dar para que se divierta y no joda, la denunciaré… Llego a la media noche, en el vuelo 756, desde Miami, espérame en el aeropuerto”. Y John apagó su celular y se dispuso a transponer la puerta de abordaje del avión que lo llevaría a la tan ansiada felicidad con su nueva pareja. 

LOS VIAJES ASTRALES… ¿FICCIÓN O REALIDAD?

Autor... Michaelangelo Barnez Para empezar diré que los Viajes Astrales son experiencias extraordinarias en donde el espíritu, alma, ánima...